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Más de 150 vecinos se concentran para protestar en contra de los comercios chinos en el Eixample

Un puñado de tiendas cercanas a la reunión bajaron las persianas por la tarde

Alrededor de 150 vecinos de la derecha del Eixample se concentraron ayer por la tarde en defensa de un "comercio de barrio" y en protesta contra la "desmesurada concentración china" en la zona, en el número 96 de la calle de Roger de Flor, frente a la carnicería Mor, cuyo próximo cierre debido a una subida del alquiler la ha convertido en bandera de la causa. La concentración, que duró una hora, se realizó pese a ser desconvocada minutos antes. Un puñado de tiendas regentadas por ciudadanos chinos cercanas a la carnicería cerraron por la tarde para evitarse sustos.

"Por imperativos legales comunicados por los Mossos a última hora, se desconvoca la concentración hasta nuevo aviso", rezaban los papeles que repartieron varios miembros de la Asociación de Vecinos por un Eixample Sostenible, los organizadores de la protesta.

A media mañana -a las 15.30 horas, según la asociación- los Mossos recordaron a Eixample Sostenible que no habían comunicado la concentración al Departamento de Interior, por lo que, en caso de llevarla adelante, se exponían a una multa de 30.000 euros, explicó con consternación Charo Martínez, portavoz de la plataforma.

Martínez, que recordó que la Guardia Urbana estaba al tanto de la concentración, avanzó que la protesta se llevará a cabo más adelante, tras las elecciones municipales. Con todo, la asociación repartió su comunicado redactado para la ocasión.

"Eso es la mano de los políticos", acusaba Vicenç Mor, que junto con su hermano encarna la tercera generación de carniceros de la familia. "Era una simple reunión de vecinos, sin amenazas de ninguna clase", se lamenta.

Tras recordar que la protesta se lleva a cabo para "saludar y despedir" a la familia Mor, que lleva 45 años en activo el barrio, la portavoz de la plataforma convocante aprovechó para rechazar las acusaciones de "racismo" y "xenofobia" vertidas por la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) y SOS Racismo, a la que, en un comunicado, acusa de injuriar y amenazar. "Sus afirmaciones falsean la realidad", asegura.

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Para los vecinos, es una "lástima que todos los comercios que han estado siempre en el barrio se cierren para sustituirlos por otros que no nos ofrecen los productos que hemos comprado toda la vida".

"Lo de la carnicería es la gota que ha hecho colmar el vaso. No soy racista y creo en la libertad de empresa, pero el barrio se está llenando de establecimientos textiles, de calzado y marroquinería. Hace falta una regulación", se queja Jorge, uno de los vecinos asistentes al acto. A escasos metros, hay una carnicería nueva. Es china.

"Y ahora tocan los bares, lo están ensuciando todo de bares", señala un vecino a una señora, que le espeta: "¡hasta se están comprando viviendas".

Otro asistente: "El problema es que los locales chinos no reúnen las medidas de seguridad". Las inspecciones llevadas a cabo por el Ayuntamiento y la Generalitat han detectado el mismo porcentaje de irregularidades que en el resto de comercios de la zona.

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