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Tensión entre Bruselas y Moscú

La UE intenta evitar que los conflictos con Rusia arruinen la próxima cumbre

El Parlamento Europeo apoya a Estonia y exige al Kremlin que respete los derechos humanos

Andreu Missé

La Unión Europea teme que la escalada de tensión generada por la multiplicación de conflictos entre Rusia y varios Estados de la UE haga descarrilar la cumbre entre ambos bloques que se celebrará los próximos 17 y 18 en Samara, a orillas del Volga. Los enfrentamientos entre los Gobiernos de Tallin y Moscú por el traslado de la estatua del soldado libertador de los nazis, que representaba a los soldados del Ejército Rojo, han avivado las heridas que se están produciendo desde hace dos años. La posibilidad de recuperar unas buenas relaciones con el "principal socio estratégico de la UE" está en el alero.

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Europa se debate entre la defensa de los derechos humanos, las libertades y la democracia y la de sus intereses económicos. El vicepresidente de la Comisión Europea, Günter Verheugen, lo recordó ayer en el Parlamento Europeo: "Rusia es el principal socio estratégico de Europa y del que depende su abastecimiento energético". Por su parte el presidente de la Eurocámara, Hans-Gert Poettering, tras expresar su "solidaridad" con Estonia, advirtió de que "la UE se fundamenta en valores y su defensa es tarea común". Numerosos diputados intervinieron para reiterar el apoyo a Estonia, "cuyos ciudadanos son europeos". El líder liberal Graham Watson fue más explícito al referirse a este conflicto de intereses al afirmar que "la solidaridad democrática es más importante que el gas o el petróleo".

El contencioso de Estonia ha sido tan sólo el último episodio de una larga escalada de conflictos en los que varios Estados de la UE pertenecientes a la órbita de la antigua Unión Soviética sienten "perder su soberanía" frente a la creciente toma de conciencia de Moscú por su creciente poder económico y sobre todo energético.

La lista de enfrentamientos acumulados es ya muy larga. Empezó en 2005, con la prohibición de las importaciones de carne y productos vegetales polacos por parte de Rusia. La UE ha enviado a sus expertos, que han realizado todo tipo de pruebas y han llegado a la conclusión de que la decisión rusa "no está justificada y es desproporcionada". La respuesta de Varsovia fue el veto, acordado el pasado noviembre. de abrir las negaciones para renovar el Acuerdo de Asociación y Cooperación, (AAC), de la UE con Rusia, que vence el próximo 1 de diciembre. El veto polaco ha impedido preparar las bases de un nuevo acuerdo que se pretendía mucho más ambicioso.

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La exhibición de fuerza de Rusia prosiguió con los cortes puntuales de gas o petróleo a Ucrania, Bielorrusia, Lituania y Estonia. Estos dos últimos, miembros de la UE, sufren todavía la interrupción de parte de sus vías de suministro.

Paralelamente, el deterioro de los derechos humanos, la libertad de expresión en Rusia y los casos de tortura y actos degradantes en las cárceles de Chechenia han ido aumentando la desconfianza de la UE hacia los métodos rusos. Las muertes, con toda suerte de sospechas, de la periodista Anna Politkovskaya y el ex expía ruso Aleksandr Litvinenko, fueron agravando las relaciones. Algunos analistas indican que la radicalización de Putin podría estar relacionada con la pérdida de aliados: primero el ex canciller de Alemania, Gerhard Schröder, y ahora el presidente francés, Jaques Chirac, quien mantenía muy buenas relaciones con el líder ruso.

Desde fuera, Estados Unidos también ha echado un cuarto a espadas al deterioro de las relaciones entre Bruselas y el Kremlin. La decisión de instalar una parte de su escudo anti misiles en Polonia y la República Checa ha sido interpretada como una provocación por Moscú que ha respondido con la amenaza de congelar el Tratado de Fuerzas convencionales en Europa.

Ante esta escalada de tensión que puede conducir a una nueva versión de la guerra fría, el ministro alemán encargado de Asuntos Europeos, Günter Glosser, expresó su solidaridad con Tallin, pero hizo también un llamamiento para detener la escalada de tensión. Glosser, sin embargo, fue muy firme al anunciar que la UE exigirá a Rusia "que fije una fecha o un calendario para el levantamiento de la prohibición de las importaciones de carne polaca".

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