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El conflicto de Irak

El Magreb teme el regreso de los 'yihadistas'

Argel y Rabat intentan impedir que cientos de veteranos de Irak formen grupos terroristas al volver

"Anunciamos, por primera vez en la historia de Irak, la salida de la primera promoción de oficiales diplomados de la yihad (...)". Hace un mes, Abu Omar al Bagdadi, el jefe de la rama iraquí de Al Qaeda, hizo este anuncio en una grabación difundida a través de Internet.

"Si Afganistán fue la escuela de donde salieron los primeros combatientes de Al Qaeda, Irak es la universidad que forma a licenciados en yihad", asegura Mohamed Tozy, el politólogo marroquí que más ha publicado en Europa.

"Si Afganistán fue la escuela de Al Qaeda, Irak es su Universidad", dice un experto
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Muchos emplean los conocimientos adquiridos en el mismo Irak, pero otros piensan ya en regresar a sus países de origen. "Ése es el temor de los Estados magrebíes", asegura Abdalá Rami, investigador del Centro Marroquí de Estudios en Ciencias Sociales. "Volverán para seguir combatiendo". "La lucha es para ellos como la oración". "No cesa".

"Los jóvenes que emigraron a Afganistán para pelear contra la URSS no eran todos hostiles a los regímenes de sus países de origen", recuerda Mohamed Darif, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Mohamedia. "Los que marchan a Irak son salafistas combatientes que no establecen diferencias entre EE UU y el régimen marroquí, al que consideran apóstata", añade.

Por ahora los pocos que han regresado son detenidos. Unos 80 argelinos que visitaron Irak estaban siendo interrogados a finales de abril por la policía, según reveló el diario de Argel Echuruk. "Estamos demasiado dedicados a impedir que emigren a Irak y todavía no nos hemos parado a pensar cómo lidiaremos con ellos cuando estén de vuelta", admite un experto marroquí en la lucha antiterrorista.

Es una tarea pendiente, pero no demasiado urgente. "La prioridad para Al Qaeda es reclutar para el frente iraquí y costear esa guerra", asegura Mohamed el Ayadi, profesor de sociología en la Universidad Hassan II de Casablanca. "Ésa es la primera tarea que ha puesto a sus socios en el Magreb".

"Por ahora Marruecos es ante todo, para Al Qaeda, una base logística en la retaguardia", recalca Darif. "Sólo si ganan en Irak intentarán exportar su lucha al Magreb", advierte Tozy.

Los ex combatientes de Afganistán formaron, a su regreso a Argelia, el núcleo duro de los temibles Grupos Islámicos Armados (GIA), cuyas acciones terroristas causaron, a lo largo de la década de los noventa, unos 200.000 muertos, en su mayoría civiles.

Desde 2004 cientos, acaso miles, de magrebíes han viajado a Irak para hacer la yihad. No hay estadísticas. "Desde luego son menos numerosos que los que partieron a Afganistán, y además tienen más bajas", afirma Munir Budjemaa, experto en terrorismo del diario argelino Liberté. En Afganistán apenas había kamikazes.

Los datos sobre los voluntarios que ponen rumbo a Irak son fragmentarios. En la publicación electrónica sobre terrorismo que dirige desde Washington Olivier Guitta, se asegura que el 25% de los combatientes extranjeros en Irak son magrebíes, la mayoría de ellos argelinos. "Después de los saudíes -entre 3.000 y 5.000- y de los jordanos, los argelinos constituyen el grupo más numeroso", precisa Mohamed Darif.

Los viveros de yihadistas son el barrio de Jamaa Mezuak en Tetuán, la antigua capital del protectorado español en Marruecos, de donde partieron el año pasado 40 jóvenes rumbo a Irak, según reconoció el ministro marroquí de Interior, Chakib Benmussa.

"Después de haber proporcionado bombas humanas" en España en abril de 2004, "el mismo barrio suministra hoy combatientes voluntarios a la resistencia iraquí", constataba el semanario marroquí Le Journal, en una alusión a los siete suicidas de Leganés que eran, en su mayoría, originarios de Jamaa Mezuak.

El Oued, una pequeña ciudad perdida situada a 900 kilómetros al sureste de Argel, es otro foco de exportación de yihadistas. Unos 60 jóvenes emigraron desde allí en los tres últimos años, según el diario El Khabar, que cita fuentes de la Gendarmería. No todos eran desharrapados. Había entre ellos unos cuantos estudiantes universitarios.

En El Oued la policía argelina detuvo, el pasado fin de semana, a 13 personas integrantes de una red que enviaba a jóvenes a Irak. Casi al mismo tiempo, sus colegas marroquíes apresaban a 20 islamistas, sobre todo en Fez y Nador -la ciudad pegada a Melilla- cuya actividad era similar.

En el atestado de su interrogatorio policial de marzo, Saad Hussaini, de 38 años, el pez más gordo capturado en Marruecos, narra cómo le contactó "a través de Internet un tal Zayed [desde Bagdad]". "Me indicó las condiciones del viaje de los voluntarios [a Irak] pasando por Estambul y Siria". A Hussaini, que fue detenido en Valencia en 1996, la fiscalía le acusa, entre otras cosas, de haber convertido a 18 chavales al yihadismo.

Su labor es modesta comparada con la de Yassir Salem, de 45 años, apodado El Egipcio porque nació en ese país, al que la justicia argelina reprocha haber reclutado y costeado el viaje, con documentación falsa, de 300 jóvenes a Irak entre 2003 y 2004.

En dos cárceles argelinas, las de El Harrach y Serkadjie, hay actualmente 120 candidatos a la yihad apresados cuando preparaban la travesía, según el rotativo El Khabar. "No todos los voluntarios logran emprender el viaje y tampoco son detenidos", explica Mohamed Darif. "Constituyen entonces células durmientes a la espera de que les lleguen órdenes".

En Argelia hay yihadistas que se incorporan primero a la rama local de Al Qaeda que reivindicó los atentados de abril en Argel en los que hubo 30 muertos y 220 heridos. Abdelmalek Drukal, el líder de los salafistas argelinos, difundió ayer un vídeo en el que mostró la preparación de este golpe terrorista e hizo un llamamiento a los jóvenes para que se apunten a la yihad. "De lo contrario", advirtió, "perderán la oportunidad de su vida y ésta quedará privada de recompensa" en el más allá.

Imágenes de la preparación de los atentados de abril en Argel, de la explosión del coche bomba y de Abdelmalek Drukal, líder de los salafistas, instando a los jóvenes a apuntarse a la <i>yihad.</i>
Imágenes de la preparación de los atentados de abril en Argel, de la explosión del coche bomba y de Abdelmalek Drukal, líder de los salafistas, instando a los jóvenes a apuntarse a la yihad.

Argelia duplicará el número de imanes

No sólo con la represión policial se combate el terrorismo. Como ya hizo en su día para frenar la emigración clandestina a Europa, el ministro de Asuntos Religiosos argelino, Buabdelá Ghlamella, quiere echar mano de las mezquitas para propagar un islam que recupere a los "jóvenes desorientados".

El primer problema con el que se enfrenta consiste en que Argelia no dispone de suficientes imanes. Hay 22.000 clérigos en servicio y, según precisó el ministro a finales de abril en Constantina, necesita otros 22.000 para atender correctamente a los fieles.

Los imanes están mal pagados por el Estado, pero ésa no es la principal razón de la escasez de vocaciones. La carencia se debe a la inseguridad. Muchos de ellos fueron objetivos prioritarios de los yihadistas de los años noventa. "Ahora todas las condiciones están reunidas para protegerlos", aseguró el ministro.

Algunos imanes no se sienten todavía demasiado cómodos. Tras los atentados del miércoles 11 de abril en Argel, Ghlamella impartió instrucciones para que en sus prédicas del viernes los clérigos denunciaran esos "actos criminales ajenos al auténtico islam".

Así lo subrayó, por ejemplo, Othman Bajadi, el imán que predica en la televisión pública, pero el de la mezquita de Hussein Dey, ubicada en un barrio integrista de Argel, omitió hablar del golpe terrorista, según relató a la salida uno de sus fieles. Sólo se atrevió a dejar caer que el islam era una religión de paz ante un nutrido grupo de barbudos ataviados con ganduras, una túnica por la que tienen predilección los islamistas.

Un puñado de imanes son ex combatientes islamistas que se han acogido a los indultos ofrecidos por el presidente Abdelaziz Buteflika en el marco de su política de reconciliación nacional. "Se les impartió una rápida formación religiosa y no suelen dar mal resultado", señala Munir Budjemaa, experto en terrorismo del rotativo Liberté .

Para enseñar ese islam tolerante en las mezquitas y en las 6.000 madrasas (escuelas coránicas), frecuentadas por medio millón de alumnos, se necesitan unos manuales que recojan ese mensaje amable.

Otra de las labores urgentes del Ministerio de Asuntos Religiosos es la "definición de metodologías y programas pedagógicos unificados para todas las madrasas con los que combatir extremismo e intolerancia", explica Abdelá Tamin, portavoz de

Ghlamella.

Unos 1.700 imanes imparten también clases en las escuelas coránicas junto con 969 voluntarios, según datos facilitados por el ministerio. No todos estos colaboradores benévolos propagan entre sus alumnos una versión pacífica de la religión musulmana.

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