Dos banderilleros y un estilista
Tres valores medios -que no mediocres- del escalafón de matadores abren el San Isidro 2007: Luis Miguel Encabo inició la temporada con una gesta en la feria de Ajalvir, matando al toro que le había inferido una cornada en el muslo, aunque no acabó de estar entonado del todo con los palhas en Sevilla. Es uno de los toreros de Madrid, suficientemente contrastado, de quien no se esperan exquisiteces, pero sí capacidad para resolver los problemas de los toros, si es que éstos los plantean.
Ofrecerá los palos en su toro a Antonio Ferrera para protagonizar entre los dos el tercio de banderillas -estamos ante dos buenos banderilleros y hay que compensar la ausencia de El Fandi- que es uno de los alicientes de la tarde. Ferrera ha vuelto a entrar en ferias de importancia, tras superar un bache, y viene de cortar una meritoria oreja en la de Sevilla, aunque la afición venteña quisiera volver a verle a la misma altura de aquella memorable faena al carriquiri que le encumbró en 2002 y que le sirvió para lanzar su más que digna carrera.
Fernando Cruz sale a cornada grave por temporada; la de ésta, realmente seria, ya la ha cobrado en Fallas, a pesar de lo cual, con la herida apenas cerrada, estuvo bien con la corrida de Cebada Gago en Sevilla. Con una actuación un tanto preocupante en la Feria de la Comunidad, tiene crédito más que suficiente como para esperar lo mejor de su toreo.
Van a lidiar toros de Martelilla, puro juampedro de los sobrinos del marqués de Domecq, ganadería que va enderezando sus carencias, sobre todo en fuerza y trapío, y que lidió una aceptable novillada, también en la Feria de la Comunidad, con un excelente ejemplar al que José Manuel Sandín cortó una oreja.
Babelia
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