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Columna
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De justicia y de coherencia

Mariano Rajoy, presidente del Partido Popular, ha clausurado la I Convención Nacional de Nuevas Generaciones en Sevilla. Durante su clausura ha elogiado a Sevilla, si bien ha dejado caer, como no podía ser menos, que Sevilla necesita un alcalde como "dios manda" y señala con su dedo al candidato Juan Ignacio Zoido. Realmente, cuando se pretende utilizar este instrumento para acceder al gobierno, da como un repelús. Temo que estas advocaciones a lo divino, más las beatificaciones que se anuncian y la presencia arzobispal interesando el voto para la Falange más falangista como ocurre en Pamplona, algunos puedan terminar pensando que las cosas del pueblo llegan del cielo. Claro que puedo dejar atrás este comentario, puede que la invocación sea una frase hecha y bien intencionada, o puede que el PP piense que necesita un milagro para lograr la alcaldía de Sevilla, y cada uno es muy libre de buscarse sus apoyos en el cielo y en la tierra. En cualquier caso, con o sin milagro, no se comprende tanto interés en cambiar de alcalde. Si el candidato del PP hace suyas las propuestas del PSOE, Alfredo Sánchez Monteseirín -posicionamien-to sobre Tablada y mejoras de los accesos a la capital- no se sabe para que opta a la alcaldía, salvo que le haga ilusión pasear su autoridad por el carril bici, pues lo que es modelo de ciudad no parece que tenga ninguno.

Sin ir más lejos, sino más cerca, en este cierre de clausura a este alcaldable lo único que se le oye es su rechazo del indulto al ex terrorista del GRAPO Sebastián Rodríguez Veloso y su visión sobre la forma de hacer la política nacional. Es lógico pensar que cuando un candidato a la alcaldía hace suyo el modelo de otro grupo político, y se va por los cerros de la política nacional, no está pensando en Sevilla como ciudad; está pensando en su política de Estado. Una política que no es la que se decide y corresponde elegir el próximo día 27. De todas formas, cada uno, y cada una, llevan su campaña como estiman conveniente.

No obstante, a veces, intentar minar al adversario, en concreto al alcalde de Sevilla, como ha ocurrido con este indulto cuando en el año 2000, siendo vicepresidente del Gobierno Mariano Rajoy -el que no quiere indultos- y Angel Acebes, ministro de Justicia, concedieron 1.443 indultos, no es ni justo, ni leal, ni coherente. Y no señalo el número de indultos como una crítica -que pudiera serlo por enmascarar una amnistía general, prohibida constitucionalmente- sino porque negar este derecho al Gobierno es pretender que renuncie al ejercicio del derecho de gracia que le concede la Constitución. Y no puede.

Por si fuera poco a estos menesteres, decía Acebes el 13 de diciembre de 2000, ante la Comisión de Justicia del Congreso, que "...no hay delito al que no puedan llegar las medidas de gracia"; destacaba también el entonces ministro "el perdón y la generosidad del Estado", como cualidades y justificaba, en fin, estas 1.443 medidas considerándolas "una modesta y bienintencionada medida de perdón".

Total que, en esto de las medidas de gracia, el perdón y la generosidad sólo el gobierno del PP puede concederlos. Son manifestaciones, pues, de tal incoherencia que retratan a su autor y autores pues trasforman un derecho en una acción ilegítima no por su ejercicio, sino por quién lo ejerce. Mayor desajuste racional resulta difícil de encontrar. Si yo gobierno, puedo indultar, si no, no. Confiemos que esta ejemplaridad no cunda; que las Nuevas Generaciones puedan marcar otros tiempos en una derecha en la que cada día que pasa algunos de sus dirigentes se empeñan en seguir mostrando las vergüenzas que les llevaron a perder un gobierno que sólo les servía para imponernos sus verdades a medias en guerras, en negociaciones, en leyes o en indultos.

Confiemos también que el candidato Zoido se deje de milagros y empiece a recordar sus tiempos de director general de Justicia o de juez, trayendo a su memoria los más de 1.500 indultos que anualmente tramitaba; sea justo en sus manifestaciones de Estado, hable de cómo seguir mejorando Sevilla, y critique al actual alcalde por derecho y por sus actos y políticas. No por hechos que no puede haber realizado por la sencilla y elemental razón de que no ha sido ni es director general de Justicia ni juez. Este candidato, sí.

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