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Reportaje:

La ciudad de la geometría

Un libro didáctico ofrece una visión de Ferrol bajo el prisma de las matemáticas

Las matemáticas flotan a nuestro alrededor tan discretas como ordenadas. Poliedros, ángulos y parábolas están presentes en más elementos de los que podemos imaginar, construyendo a nuestro alrededor un orden casi invisible que repite las proporciones ideales del arte clásico. Para demostrarlo, un grupo de profesores de secundaria de Ferrol acaban de publicar un libro didáctico que ofrece una visión matemática de la ciudad naval, cuyo trazado la convierte en un ejemplo de racionalismo urbanístico único y singular en España.

A través de paseos, prácticas y curiosidades numéricas, los alumnos pueden redescubrir las calles con otra perspectiva, situar su posición o calcular la altura de un edificio con la ayuda de un espejo. Cuando el urbanismo aún no era un negocio tan exageradamente lucrativo, a menudo, las ciudades eran diseñadas por ingenieros. El trazado urbano de Ferrol es uno de los mejores ejemplos del racionalismo y de la matemática a pie de calle, resultado del cartesianismo de las mentes ilustradas del siglo XVIII y del empeño personal del rey Carlos III en convertir la ciudad en un gran arsenal militar y en el puerto refugio por excelencia para la Armada española, que se abrigaba en la ría de las belicosas incursiones británicas.

Entre los ingenieros desplazados a Ferrol por la Corona española estaban Jorge Juan y Julián Sánchez Bort, que empeñaron su trabajo en transformar una pequeña villa marinera en una ciudad moderna y ordenada en líneas rectas y paralelas al "estilo ruso", copiando la forma de una tableta de chocolate. El centro histórico de Ferrol, llamado barrio de la Magdalena, es un enorme rectángulo de calles longitudinales y rectilíneas que se cruzan con otras perpendiculares donde es fácil avanzar y ubicarse. Balcones, galerías y detalles ornamentales están plagados de singulares figuras geométricas como el triángulo de Ralaux, un triángulo de lados curvos que incluso tiene su propio club de fans.

Tan evidente y peculiar es el nexo matemático de la ciudad que un grupo de seis profesores de esta disciplina en un centro de educación secundaria de Ferrol ha querido mostrar a sus alumnos que más allá de las aulas, las matemáticas tienen una aplicación práctica y cotidiana. La Asociación Gallega de Profesores de Educación Matemática (Agapema) acaba de editar Ferrol, miradas y andainas matemáticas. Luis A. Puig, unos de los autores cree que es la primera vez que un proyecto así se lleva a cabo en Galicia, aunque apunta que otras grandes ciudades como Barcelona o Nueva York ya cuentan con su periplo matemático.

Pero la vinculación de Ferrol con las matemáticas se adivina incluso en el mar. A pie de ría, Jorge Juan diseñó un auténtico fortín militar que reproduce la proporción áurea o "número de oro" que tanto obsesionó a Leonardo da Vinci. El Arsenal militar de Ferrol es uno de los edificios más representativos de esta proporción, que se refleja de forma muy significativa en la sala de Armas. También el baluarte del puerto atesora varios dodecaedros, uno de los cinco poliedros regulares y que según el profesor Jesús García son "extraordinariamente difíciles de encontrar como elementos decorativos". Platón asociaba estas figuras geométricas con los elementos básicos agua, tierra, fuego y aire, mientras el matemático Johannes Kepler los relacionó con las órbitas planetarias. Para Da Vinci, en cambio, estas figuras con 12 caras pentagonales fueron claves y recurrentes en su trabajo.

A finales del siglo XIX, otro ingeniero, Andrés A. Comerma, retomó las teorías matemáticas de Jorge Juan para diseñar los jardines de Herrera y el dique de la Campana "su obra técnica más sobresaliente" y motor de la construcción naval en la ciudad, donde se armaron y se botaron decenas de buques en las últimas décadas.

Las referencias geométricas y numéricas de la ciudad no acaban aquí. En la costa de Doniños, todavía pueden verse dos enormes obeliscos de piedra separados entre sí por 1.852 metros, distancia que se corresponde exactamente con una milla naútica.

García explica que otra curiosidad que relaciona el pasado militar de la ciudad con los números del sorteo aleatorio para hacer la mili. Mediante esta técnica, se escogía un número al azar y se contaba de cinco en cinco, razón por la que durante años se llamó "quintos" a los soldados. Con ejemplos como este, los profesores quieren llamar la atención de los alumnos y demostrar que las matemáticas no son una ciencia aislada de la vida.

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