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Reportaje:La mayor trama de corrupción municipal

El oscuro rastro del pago de 300 reses y de dos viviendas

La cantante invirtió cantidades superiores a las que puede justificar

Isabel Pantoja llevaba meses en el punto de mira del juez del caso Malaya, Miguel Ángel Torres, del fiscal anticorrupción Juan Carlos López Caballero y de la policía. Su imputación o detención sólo era cuestión de tiempo. El principal problema que frenaba tal paso era que los investigadores no estaban seguros de si el dinero que la tonadillera había invertido en determinados bienes procedía de pagos opacos por su actividad musical o del botín municipal de su compañero sentimental, Julián Muñoz.

Finalmente, como ha puesto de relieve el propio fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, los investigadores, oficialmente al menos, ya han despejado tal duda: el patrimonio ilegal que se le imputa a la cantante tiene su origen en Muñoz, es decir, en las comisiones ilícitas que éste percibió merced a sus favores urbanísticos a constructores durante su mandato como alcalde del Ayuntamiento marbellí.

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Sin embargo, otras fuentes de esta investigación mantienen en privado que tal duda dista de estar totalmente resuelta. ¿Cuál es el punto en común entre ambas tesis, blanqueo propio o ajeno de dinero ilegal? El punto acusatorio compartido es que Pantoja, en todo caso, ha comprado bienes con dinero opaco al fisco.

De aquí que la base acusatoria contra Pantoja sea bastante simple. La investigación no se ha centrado en la actividad de todas sus sociedades personales (Agosbril, Cantora Producciones, Franbel Artis, Belfran Artis, Panriver 56 o Pantomar). Tales sociedades arrastran una contradictoria imagen: la posesión de notables inmovilizados se conjuga con la reclamación o embargo por el fisco y otras instituciones de diversos impagos, al tiempo que exhiben unos exiguos o discretos fondos propios y unos ingresos cuyo origen suscitan serias dudas a la justicia.

Los investigadores, en todo caso, se han centrado especialmente en tres operaciones inversoras, que son la base de su imputación:

-La compra de 300 reses bravas y de engorde.

-La compra de un apartamento en Guadalpín.

-La compra del chalé marbellí La Gitana, donde la pareja residía.

Y sobre tales compras se ha realizado un mero cruce. Los investigadores han comprobado si el dinero que han costado tales bienes pueden ser justificados documentalmente por las empresas de la tonadillera que intervinieron en su adquisición. Y el resultado es que sus sociedades no pueden acreditar el dinero desembolsado. O el que deben desembolsar, en función de alguna abultada hipoteca suscrita de imposible abono para la entidad de Pantoja firmante. Por tanto, se trata de pagos en metálico de dinero negro que sólo puede tener un origen: la actividad ilegal de Muñoz o los pagos opacos de Pantoja. Su estancia en prisión puede obedecer a una estrategia de ablandamiento de su voluntad, dado que ella tenía ante sí un difícil reto para aclarar tales flujos económicos; denunciarse o denunciar a su compañero. Esta confusión de bienes ya había dejado alguna evidencia: la policía encontró meses atrás más de 50.000 dólares (38.332 euros) y 9.500 euros en metálico durante el registro de su vivienda común en Marbella. La tonadillera explicó entonces que tales fajos de dinero eran suyos y que los usaba para gastos corrientes de su economía doméstica.

En definitiva, la investigación parece apuntar que Pantoja siguió los pasos de la ex esposa de Muñoz, Mayte Zaldívar, quien habría realizado gastos muy por encima de sus ingresos oficiales. La investigación patrimonial bordaría el detalle de cómo Zaldívar recibió 400.000 euros de su ex pareja a través de un banco suizo. Y esto ocurría mientras negaba al fisco haber tenido ningún ingreso en 2005. Ese mismo año, sin embargo, gastó 6.000 euros en un vehículo, 3.600 de seguro y 1.864 euros como cotización como autónoma. En frase sumarial, "el tipo de inversiones o incluso de bienes a nombre de su hija Elia revelan de forma manifiesta la disponibilidad de fuentes de ingresos (desconocidas) que proporcionan la holgura suficiente como para realizar gastos e inversiones muy distantes de los que comúnmente integran el sueldo de una familia".

La música de la acusación aplicada ahora a la Pantoja por la justicia es la misma, si bien con algún cambio en la letra de la canción: ella no es ninguna insolvente, pero algunas de sus inversiones, al ser miradas con lupa por su notoria conexión con el imputado Muñoz, han puesto al desnudo la endeblez de su cobertura legal y fiscal. Y esto le ha supuesto su imputación por el juez que ha desmantelado la trama de la corrupción político-social de Marbella.

Frente a las críticas lanzadas por el PP contra su detención, fuentes de la investigación que han seguido muy de cerca este fleco de la Operación Malaya, aseguran que de haber obrado en sentido contrario, habrían incurrido en una clara prevaricación. "No podemos ignorar o perseguir los indicios delictivos en función de quién es el sujeto sospechoso. Si hubiéramos mirado para otro lado por tratarse de Pantoja, habríamos incurrido en una clara prevaricación. Y eso sí es un escándalo en un Estado de derecho. No su detención".

Isabel Pantoja, durante su traslado al juzgado en un coche policial.
Isabel Pantoja, durante su traslado al juzgado en un coche policial.REUTERS

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