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La dueña de un prostíbulo de lujo de Washington amenaza a la clase política

Un alto cargo del Gobierno dimite por su vinculación con el burdel

Yolanda Monge

Los mismos labios rojo carmesí y las mismas uñas rojo pasión. Deborah Jeane Palfrey, alias la Madame de DC, compareció ayer ante un tribunal federal acusada de regentar un servicio de prostitución de lujo en Washington y amenazó con revelar su lista de distinguidos clientes. "Me acusan de conspiración y de crimen organizado, delitos que requieren cómplices", dijo Palfrey. "Pero aquí me han traído sólo a mí, única acusada de delitos que no cometí". Cuando fue acusada ofreció la lista de sus clientes al mejor postor. Hasta que un juez federal le advirtió de que el Gobierno podía confiscar esa lista para uso en el juzgado. Ayer aseguró que esa opción estaba descartada "por miedo a que los nombres acabaran en manos de personas poco escrupulosas". En lugar de venderlos, le ha dado todos y cada uno de los nombres a la cadena ABC, que emitirá una entrevista con ella el viernes.

Palfrey: "Me acusan de conspiración y crimen organizado, delitos que requieren cómplices"

Otro viernes, el pasado, las murmuraciones en la estirada y seria Washington se cobraban la primera víctima. Un hombre bajo el mando de la secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, hizo las maletas y se fue a su casa. Randall Tobias, director de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), dejaba su cargo y citaba razones personales que no se detallaron. Tobias tiene 65 años y está casado. Antes del puesto que ahora deja era un asesor en temas de ayuda para combatir el sida en África. Una de sus principales medidas en el Gobierno de Bush fue promocionar la abstinencia y hacer prometer a la gente a la que le daban ayudas que rechazaban la prostitución. Después de admitir que era un cliente habitual de la empresa Pamela Martin -nombre del negocio de la Madame-, habló con el periodista Brian Ross de ABC para quejarse de que en realidad él sólo recibía masajes. "Las chicas venían a mi piso a darme masajes. No hubo sexo", dijo.

Nacida hace 50 años, Palfrey vive en Escondido, California, y ayer usó a Tobias en beneficio propio. "El hecho de que admitiera que al ser mi cliente estaba haciendo algo legal confirma mi defensa", y lo calificó de "valiosísima prueba exculpatoria".

La fiscalía la acusa de ser la dueña de una casa de prostitutas que contrató a 100 señoritas de alto standing para prestar servicio a distinguidos caballeros de la vida política por el módico precio de 300 dólares (220 euros) la hora. La acusación dice que ganó dos millones de dólares en el tiempo que llevó la empresa, que anunciaba como "la mejor agencia del mundo, sin duda".

Deborah Jeane Palfrey, ayer a la salida del Tribunal Federal de Washington.
Deborah Jeane Palfrey, ayer a la salida del Tribunal Federal de Washington.EFE
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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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