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Reportaje:

Wolfowitz se somete a examen

El presidente del Banco Mundial dice ante el comité que investiga si favoreció a su novia que sufre una "campaña calumniosa"

Paul Wolfowitz contó ayer su versión de la historia ante el comité que investiga si hubo nepotismo en el aumento salarial que concedió a la funcionaria con la que mantiene una relación sentimental. El ex halcón del Pentágono aseguró que no dejará la presidencia del Banco Mundial por una "campaña calumniosa", a pesar de que su liderazgo y autoridad moral ya están dañadas. "No dimitiré ante una acusación de conflicto de intereses totalmente ficticia", insistió.

El careo con el comité de investigadores independientes en Washington duró un par de horas y también intervino su novia, Shaha Riza. La funcionaria fue transferida al Departamento de Estado de EE UU en septiembre de 2005, tres meses después de que Paul Wolfowitz se pusiera al frente de la institución. Para compensarle por el trastorno a su carrera profesional, se decidió subirle la nómina un 36%, a 193.590 dólares anuales (unos 142.000 euros) exentos de impuestos.

Wolfowitz cuenta con la asesoría legal de Robert Bennett, el mismo abogado que defendió al ex presidente Bill Clinton por una demanda de acoso sexual. Su equipo de defensores distribuyó la declaración que hizo el presidente del Banco Mundial ante los investigadores. "Actué de forma transparente, bajo las directrices del comité de ética del banco, y de buena fe de acuerdo con esas directrices", arguyó, según ese comunicado. El antiguo número dos del Pentágono se cree víctima de una "campaña calumniosa", cuyo objetivo sería crear la idea ficticia de que es "un líder ineficaz" y que, por esa razón, debe dejar el caso, "incluso si las acusaciones sobre los aspectos éticos son infundadas".

El comité debe completar ahora su trabajo y presentar sus recomendaciones al consejo ejecutivo del Banco Mundial en los próximos dos días, para que decida cuál es la mejor solución de la crisis. El choque no es nuevo. La figura de Wolfowitz ya despertó reticencias desde el principio, cuando se propuso su candidatura en la primavera de 2005, por ser el arquitecto de la intervención militar en Irak.

Al personal de la institución tampoco le gustó el perfil de su nuevo jefe y el 90% de los funcionarios se declaró entonces contrario a su nombramiento. El presidente se trajo de la Casa Blanca a Robin Cleveland y Kevin Kellems, a los que colocó con contratos de un cuarto de millón de dólares, libres de impuestos. La experiencia de ambos en el campo del desarrollo es cuestionable y en seguida chocaron con el personal.

Paul Wolfowitz, de 63 años, tomó las riendas del Banco Mundial con la lucha contra la corrupción como el elemento principal de su agenda, y de esta manera suspendió préstamos a Bangladesh, Kenia, Chad o India. La política del presidente ha estado bajo la sospecha de que favorece a los aliados de EE UU en el tercer mundo durante este año y medio. Una docena de altos cargos abandonaron entonces sus puestos, incluidos seis vicepresidentes.

El caso de nepotismo no ha hecho más que reforzar el descontento interno mientras desde los países europeos se reitera que el Banco Mundial es una institución "especial", creada para ayudar a los pobres y que por ello debe ser impecable en su gestión y respeto de las reglas éticas.

Apoyo de Bush

El mandato de Wolfowitz expira en 2010, aunque no se descarta que pueda ser reemplazado antes si los demócratas se hacen con el Despacho Oval en 2008. Su salida, en todo caso, depende de la Casa Blanca, que no está por la labor. EE UU, principal contribuyente al organismo, controla el 16,4% de los votos del consejo ejecutivo, y para que pueda prosperar una iniciativa pidiendo su dimisión debe contar con el respaldo del 85% de los votos. Japón, Canadá y los países africanos también le apoyan.

El presidente estadounidense, George Bush, reiteró ayer que Wolfowitz merece "una audiencia justa" y que su parecer es que "debería continuar" al frente del Banco Mundial. Bush hizo estas declaraciones tras un encuentro con la presidenta alemana, Angela Merkel, quien se limitó a decir que el problema debe resolverse el banco. Merkel, que desempeña la presidencia de la UE este semestre, aseguró que no trató la cuestión con Bush, pese al acuerdo del Parlamento Europeo que reclama el cese de Wolfowitz.

Paul Wolfowitz.
Paul Wolfowitz.SCIAMMARELLA

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