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Reportaje:

Británicos al ataque

Royal Bank of Scotland y Barclays rivalizan por ser el segundo mayor banco europeo

En los últimos años, el amplio desembarco de capital extranjero en la City ha ocultado que las empresas británicas, y en especial la banca, también sabe jugar en campo contrario. La llegada de los españoles ha sido especialmente sensible para los británicos, que han visto entre complacidos e inquietos cómo el Santander se quedaba con Abbey, Telefónica con O2, Ferrovial con los aeropuertos de BAA y, esta misma semana, Iberdrola con Scottish Power. Por eso la prensa británica ha recibido con cierta euforia que la batalla por el control del banco holandés ABN Amro esté protagonizada en sus papeles estelares por el inglés Barclays y por el escocés Royal Bank of Scotland, aunque este último cuenta con el apoyo del Santander y el grupo belga Fortis.

Los bancos británicos tuvieron que mirar al exterior cuando el proceso de concentración se acercó a su límite en las islas
HSBC, con origen en Hong Kong, es el banco británico más internacional y el líder europeo por capitalización bursátil
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Que los bancos británicos salten al exterior obedece plenamente a la lógica de un país que en los últimos años ha abrazado el capitalismo con un vigor excepcional y que ha encontrado en el poderío de la City de Londres la gallina de los huevos de oro.

La banca británica, entendiendo como tal la que opera desde el Reino Unido con independencia de la nacionalidad de su propiedad, tenía a 31 de diciembre de 2005 unos activos por valor de 8.035 billones de euros, bastante por encima de los 6.903 billones de euros de la banca alemana -a pesar del tamaño mucho mayor de la economía alemana- y muy por delante de los 5.165 billones de euros de la banca francesa.

En depósitos, los bancos ingleses acumulaban a esa fecha 3.846 billones de euros, frente a 2.593 billones los alemanes, 1.665 billones los bancos holandeses y 1.283 billones de euros los franceses.

Hasta hace poco, la bonanza del mercado doméstico había hecho que los bancos británicos saliesen relativamente poco de casa. Era un mercado muy rentable y de fuertes crecimientos, pero relativamente fragmentado, en el cual se ha vivido un proceso de consolidación importante.

Históricamente, cuatro redes dominaron el negocio de la banca comercial: Natwest, Midland, Lloyds TSB y Barclays. Desde Escocia se sumaron con una estrategia agresiva tanto el Royal Bank of Scotland (RBS)como el Bank of Scotland. Ambos bancos rivalizaron como vecinos mal avenidos por hacerse con el control de Natwest en una operación hostilmente encarnizada. RBS ganó la batalla, pero el Bank of Scotland se desquitó al unirse con Halifax en lo que ahora es el HBOS.

La expansión internacional de la banca británica empezó hace tiempo, pero se ha incrementando de manera espectacular en tiempos recientes, sobre todo a partir de que las autoridades de competencia sometieran en 2002 la fusión de Lloyds TSB y Abbey National a unas condiciones tales que la hacían inviable. No quedaban presas en casa y había que mirar al exterior.

El Barclays, por ejemplo, que en 2004 ya generaba en el exterior el 20% de sus beneficios, en 2006 atribuyó más de la mitad de sus beneficios a su actividad fuera del Reino Unido. Mientras los márgenes de beneficio se estrechan en el mercado local, Barclays ha encontrado aire en el exterior. En 2003 compró el Banco Zaragozano y en 2005 el surafricano Absa. El año pasado abrió más de 150 oficinas en el extranjero y planea abrir otras 350 en España, Portugal, Suráfrica, Emiratos y la India. En estos momentos tiene ya más de 1.600 oficinas y 820.000 clientes en el exterior.

El Royal Bank of Scotland, que era accionista del Santander hasta la entrada del banco español en el rival Abbey, se transformó en un gran banco británico con la compra de Natwest y está inmerso desde entonces en su estrategia de expansión internacional. Está presente en Alemania, Austria y Suiza desde 1998, en Francia, España y Portugal desde 2001, Italia desde 2002 y los países nórdicos desde 2004. También tiene oficinas y acuerdos de representación en Estados Unidos, Australia, China, Hong Kong, Singapur y Japón. Su estrategia de futuro pasa por Asia, donde en agosto de 2005 compró un 9,6% del Bank of China.

El banco británico más internacional es el HSBC, hasta el punto de que más que un británico que se expande es un viejo banco chino que se hizo británico con la compra del Midland Bank en los años noventa. El Hong Kong Shanghai Banking Corporation (origen de las siglas HSBC) se anuncia a sí mismo como el primer banco global y tiene una red de 10.000 oficinas extendidas por 82 países.

HSBC es el líder no sólo británico sino también europeo por capitalización bursátil, a gran distancia del siguiente. La batalla por ABN Amro puede decidir quién se lleva la medalla de plata. Barclays y Royal Bank of Scotland pelean por ella.

Los máximos responsables de ABN Amro, Rijkman Groernink y Arthur Martínez, anuncian y defienden su acuerdo con Barclays.
Los máximos responsables de ABN Amro, Rijkman Groernink y Arthur Martínez, anuncian y defienden su acuerdo con Barclays.AP

Tamaño a través de las fusiones

Aunque, si llega a cerrarse, la compra del ABN Amro por el equivalente a unos 70.000 o 75.000 millones de euros se convertiría en la mayor adquisición bancaria de la historia, los bancos ingleses no figuran aún en el listado de las grandes compras de bancos del planeta en los últimos años.

Han sido los bancos de Japón y Estados Unidos los que han copado las primeras posiciones de la clasificación y los que, de paso, se sitúan también a la cabeza de las grandes entidades financieras por capitalización bursátil. Citigroup es el banco con mayor valor en bolsa del mundo, con unos 260.000 millones de dólares. Le sigue Bank of America (225.000 millones), y en el tercer puesto de la clasificación está ya el chino ICBC (223.000 millones). El líder europeo HSBC es cuarto (214.000 millones), y JP Morgan Chase es quinto, con una capitalización bursátil de unos 180.000 millones de dólares. El primer español en la lista es el Santander, duodécimo, con 115.000 millones, con su propio historial de compras a cuestas.

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