La atracción del abismo
Gargantas, hoces, desfiladeros, cañones, quebradas, tajos, despeñaderos... Son muchos los nombres que reciben los barrancos, tantos como sensaciones suscitan a quien camina entre sus paredes verticales, a la vera de un río salvaje. Los más interesantes de Madrid, desde el punto de vista excursionista, están en la sierra, pero también los páramos yesíferos del sur reservan alguna grata sorpresa.
- Bajo Lozoya. Poco antes de que se lo beba el Jarama, el Lozoya surca el barranco más espectacular de la región, una hoz calcárea del municipio de Patones en cuyos acantilados de casi cien metros de altura compiten las chovas y los escaladores, a ver quién hace la pirueta más endiablada. Añade interés al lugar la presa del Pontón de la Oliva, la primera que se construyó -entre 1851 y 1857- para suministrar agua serrana a la capital. Desde el Pontón, puede caminarse aguas arriba por la margen derecha del encañonado Lozoya hasta llegar a la presa de la Parra -14 kilómetros y cuatro horas, incluida la vuelta por el mismo camino-, observando cómo la rubia roca caliza de la sierra de Patones es relevada por la oscura pizarra de las inmediaciones de El Atazar y cómo el río describe enormes curvas emboscado entre chopos, alisos y fresnos monumentales. Más detalles en www.madrid.org/inforjoven.
- Garganta Camorza. A punto de bañar la villa que le da nombre, un impetuoso Manzanares pasa atronando por esta garganta granítica de dos kilómetros de longitud y 200 metros de profundidad, bien conocida por quienes frecuentan la Pedriza, ya que permite adentrarse en el macizo de una forma rápida, limpia y sencilla, sin usar el coche. Desde el aparcamiento del Tranco, a tres kilómetros de Manzanares el Real, nos echaremos a andar por el sendero que remonta el río, admirando sus saltos vaporosos y sus pozas. En una hora, estaremos en Canto Cochino, al otro lado de la garganta, desde donde podremos regresar por la senda de Quebrantaherraduras y la ermita de Peña Sacra, completando un itinerario circular de nueve kilómetros y tres horas de duración. Más información: Centro de Educación Ambiental de Manzanares (91 853 99 78) y en www.manzanareselreal.org.
- Río Cofio. Una de las mayores aventuras que ofrece la región a los senderistas consiste en caminar junto al Cofio aguas arriba, desde la estación de Robledo de Chavela hasta la de Santa María de la Alameda. Este tributario del Alberche corre la mayor parte de su solitario curso por derrumbaderos inhóspitos, pero es en este tramo donde muestra su faz más salvaje, con fieros acantilados de gneis, meandros kilométricos y playas. Una pista permite arrimarse, inicialmente, al pequeño embalse de Robledo de Chavela, pero a partir de ahí no hay camino que valga. Se impone avanzar a campo traviesa -o, mejor dicho, a ribera traviesa-, de forma intuitiva, siempre por la margen izquierda, subiendo y bajando para sortear los escollos. Al final, tras pasar bajo el viaducto de la carretera Madrid-Ávila, hay que vadear el caudaloso río de la Aceña, afluente del Cofio, para subir a la estación de Santa María de la Alameda, donde esperaremos el tren de vuelta después de cuatro horas de marcha. Planos, fotos y más datos del recorrido, en www.excursionesysenderismo.com.
- Barranco de Villacabras. Villaconejos es hoy universalmente conocido por sus melones, pero antiguamente este pueblo del sureste era famoso por sus aguas ricas en sulfato sódico, muy apreciadas como purgantes y para los males de la piel. Dichas aguas siguen manando en el barranco de Villacabras, donde el arroyo del mismo nombre, afluente del Tajuña, le ha dado un tajo tremendo al páramo yesífero, tallando acantilados de 50 metros, morada vertical de espartos, higueras, carrizos, tarayes de mil flores, aves y mariposas. Se halla a tres kilómetros al noroeste de la población, avanzando por el camino rural prolongación de la calle del Calvario y tomando a la derecha en las bifurcaciones que aparecen a 1,2 y 2 kilómetros del inicio. Para más señas, un solitario chopo se yergue junto a su cabecera. En el Ayuntamiento de Villaconejos (91 893 82 14) facilitan más información para hacer esta ruta de dos horas y media, incluida la vuelta por el mismo camino.
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