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Reportaje:

Merkel pone orden en la memoria histórica alemana

La canciller obliga a rectificar a uno de los dirigentes democristianos por su elegía en favor de un ex juez de la Marina hitleriana

La muerte el 1 de abril a los 93 años del político de Unión Demócrata Cristiana (CDU) Hans Filbinger, ex primer ministro de Baden-Wurtemberg que en 1978 dimitió al descubrirse que intervino en condenas a muerte como juez de la Marina hitleriana, ha desencadenado una vez más en Alemania la confrontación y el debate sobre la memoria histórica del siniestro pasado nazi.

El 11 de abril, el actual primer ministro de Baden-Wurtemberg, Günther Oettinger, de 53 años, pronunció en la catedral de Friburgo, en el solemne funeral por Filbinger, una auténtica elegía del ex juez nazi. Tergiversando la historia, afirmó: "Filbinger no fue nacionalsocialista. Al contrario, fue un enemigo del régimen nazi, pero no pudo librarse de las presiones", y dijo que nadie había muerto por una condena a muerte de Filbinger. Los documentos demostraron que Filbinger actuó de fiscal en un consejo de guerra contra el marinero de 22 años Walter Gröger por deserción siete semanas antes del final de la guerra y mandó el pelotón de ejecución.

Las palabras de Oettinger corrieron como un reguero por toda Alemania. El Consejo Central Judío exigió su dimisión. El Partido Socialdemócrata (SPD) las consideró un insulto para los supervivientes y verdaderos resistentes contra el nazismo. El escándalo estaba servido. Oettinger se reafirmó en lo dicho en el funeral. Democristianos de Baden-Wurtemberg se solidarizaron con él y alguno argumentó que el SPD no había dicho nada cuando se descubrió que el escritor Günter Grass había sido miembro de las SS.

Después de muerto, el caso Filbinger salió a relucir con virulencia 28 años después de su dimisión. Las voces que pedían a Oettinger una rectificación de sus palabras se convirtieron en un clamor mediático y crecían las de los que pedían su dimisión. Y en esto apareció Angela Merkel. La canciller democristiana, en su condición de presidenta de la CDU, llamó por teléfono a Oettinger y le exigió una rectificación. En una decisión insólita, Merkel declaró a la prensa el contenido de su conversación con su correligionario, uno de los barones más poderosos de la CDU. Dijo Merkel: "Habría deseado que en el discurso se hubiese hablado de las cuestiones críticas relacionadas con el nacionalsocialismo, sobre todo en consideración con los sentimientos de las víctimas y de los afectados".

Tras esta intervención, Oettinger inició una rectificación vergonzante que no hizo más que aumentar las exigencias de dimisión. El primer ministro tuvo que anular su viaje a Roma para celebrar el 80 cumpleaños del Papa alemán para presentarse en Berlín. Fue una especie de moderna versión del viaje a Canosa en el año 1077 del rey Enrique IV, que tuvo que hacer penitencia y arrepentirse a las puertas de Canosa hasta que el papa Gregorio VII lo recibió. En Berlín, tras una reunión de la presidencia de la CDU, Oettinger tuvo que pasar por la humillación de declarar ante la prensa: "Retiro todo lo que dije en mi discurso".

La reacción de Merkel cortó el debate sobre el pasado de Filbinger y la implicación de Oettinger. La democracia cristiana nunca llegó a desligarse del todo del ex juez nazi y siempre tuvo presente por encima de su pasado sus méritos como político en la posguerra. Filbinger en sus años de primer ministro entre 1966 y 1978 convirtió a Baden-Wurtemberg en un estado próspero. Hasta su muerte, fue presidente honorario de la CDU de Baden-Wurtemberg y siempre era designado como elector para la votación de presidente federal, un honor que se concede a distinguidos ciudadanos.

A la pregunta de cómo Oettinger pudo rebasar la línea roja, muchos respondieron que se trataba de un intento de ganarse la simpatía de esos sectores reaccionarios. La CDU es un partido popular que abarca desde ultraderechistas a los sectores denominados los socialistas del Sagrado Corazón de Jesús que en muchos puntos adoptan posiciones sociales más avanzadas que los socialdemócratas. Baden-Wurtemberg es desde siempre un reducto de la ultraderecha democristiana.

La intervención de Merkel se explica en parte por el papel que representa como presidenta de turno de la Unión Europea Pero este éxito podría convertirse en un bumerán. Expertos en las interioridades de la CDU aseguran: "Se han callado todos, pero están indignados con la actuación de Merkel".

Angela Merkel, poco antes de la reunión de su Gabinete en Berlín, el 18 de abril.
Angela Merkel, poco antes de la reunión de su Gabinete en Berlín, el 18 de abril.ASSOCIATED PRESS

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