15 años a 300 kilómetros por hora
El AVE Sevilla-Madrid, con 41 millones de viajeros, es el transporte más demandado y valorado
A las 7.00 horas del 21 de abril de 1992, un día después de la inauguración de la Exposición Universal de Sevilla, partieron dos trenes AVE de las estaciones de Santa Justa y Atocha. Tres horas más tarde, sendos ferrocarriles modelo S100, llegaban a sus destinos en Madrid y Sevilla, respectivamente. Irrumpía la alta velocidad en el sistema ferroviario español. 15 años más tarde, más de 41 millones de viajeros han utilizado esta línea desde su inauguración. La obra faraónica y el tren megalómano que nadie iba a utilizar, según ridiculizaron los máximos dirigentes del PP, ha cumplido "con creces", según el entonces ministro de Obras Públicas, Josep Borrel, la doble función por la que fue concebido por el Gobierno de Felipe González: "Ha anclado a Andalucía al progreso de España y ha cohesionado y vertebrado el sur pobre con el resto del país".
Borrell: "No podíamos dejar que los territorios con menos recursos se quedasen atrás"
Aznar lo bautizó como el "rapidillo de Sevilla" y vaticinó que iría vacío tras la Expo 92
Todas las estadísticas consultadas encumbran esta oferta ferroviaria como el sistema de comunicación más demandado y valorado por los usuarios andaluces y madrileños -muy por encima de las conexiones aéreas-. La flota de 18 trenes AVE han completado en estos 15 años 161.652 viajes entre las capitales de España y Andalucía, lo que se traduce en 90 millones de kilómetros -cinco por cada tren-. Han transportado a 41.280.481 pasajeros, cuyo perfil medio es el de un hombre de entre 25 y 44 años, con estudios universitarios y que viaja frecuentemente por motivos de trabajo debido al cargo directivo que desempeña.
Concluyentes son también las encuestas que confirman el elevadísimo grado de satisfacción de los usuarios del AVE. Un 95% está satisfecho o muy satisfecho con el servicio que recibe y puntúa esta línea con un 7,9 sobre 10. En esta alta calificación juega un papel esencial una de las señas de identidad de esta oferta: su puntualidad, que roza el pleno (99,7%). Esto es, sólo tres de cada mil trayectos tuvieron un retraso superior a cinco minutos. Cuando eso ocurrió, Renfe reintegró el importe del billete. Éstas y otras cifras despejan las dudas sobre la viabilidad del AVE que muchos cuestionaron antaño y que ahora es la "envidia" del resto de España.
Josep Borrel recuerda que esta "apuesta socialista" era "el símbolo de la voluntad de cohesión del territorio". "No podríamos dejar que los territorios con menos recursos se quedasen atrás. A Italia le creció un sur mafioso por la falta de engranaje territorial. Si se deja atrás un territorio pobre se puede esperar lo peor", sostiene. Estas explicaciones no satisficieron a la oposición, que no entendía que no se apostara por la línea entre Madrid y Barcelona. "Recuerdo muy bien a José María Aznar en una entrevista por televisión llamando al AVE 'el rapidillo de Sevilla' y diciendo textualmente: 'irá vacío después de la Expo y quedará demostrada una obra faraónica que no se justifica", repite en varias ocasiones el ahora presidente del Parlamento Europeo, quien recuerda: "Fue muy criticado, como suele ocurrir con las grandes obras de infraestructuras, por los que no tienen visión de futuro. Luego, en cuanto llegaron al gobierno, prometieron AVE en todos sitios. Les diría ahora que hay que tener un poco más de fe y voluntad, y ser menos maniqueo".
La evolución de la línea tumbó de inmediato los malos augurios del PP, pero también superó con creces las mejores expectativas del Gobierno. El crecimiento ha sido exponencial. En su primer mes de servicio, el AVE transportó a más de 100.000 viajeros. En siete meses sumó su primer millón. En 2006, rozó 3,7 millones, lo que significó un aumento del 7,5%. Ya quedó vieja la frecuencia de 13 trenes diarios en cada sentido en su año de estreno. Ahora, en 2007, de 20 a 31 trenes, según que día, completan este trayecto de 471 kilómetros. En sus inicios, a 250 kilómetros por hora. A los pocos meses llegó a los 300, que le permiten recorrer esta distancia en un tiempo mínimo de dos horas y 15 minutos y máximo de dos horas y media.
Dada su relevancia, pronto se convirtió en un objetivo terrorista. Las amenazas o avisos de bomba fueron continuos en los primeros meses. No había pasado ni tres semanas de los atentados del 11-M, cuando la Guardia Civil desactivó un artefacto explosivo en la vía a la altura de Toledo. El impacto del mayor atentado en la historia de España y esta bomba con el mismo explosivo que estalló en Atocha provocó que el AVE perdiera 46.000 viajeros en dos meses. Fueron momentos de pánico, ya superados. De hecho, antes de 1992, el 70% de los viajeros entre Madrid y Sevilla utilizaba el avión. Ahora, el 81,6% eligen el AVE y sólo el 18% restante acude al aeropuerto. Los registros de la alta velocidad quedarían cojos sin los otros 40 millones de pasajeros que han usado las vías del AVE con otros trenes Renfe.
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