España y Colombia rinden homenaje al arte exuberante de Fernando Botero
Círculos. Ésa es la forma que delinea la ruta artística de Fernando Botero (Medellín, 1932), que estos días cierra su círculo creativo más grande al ser condecorado por los gobiernos de España y Colombia, y homenajeado en su 75º cumpleaños con Botero global, una serie de exposiciones en Alemania, EE UU, España, Colombia y Venezuela. La ministra de Cultura, Carmen Calvo, le concedió ayer la Orden de Isabel la Católica. Y recibió la Orden de San Carlos en grado de Gran Cruz del Gobierno de Colombia, por medio de su embajadora en Madrid, Noemí Sanín.
Botero empezó dando testimonio de la violencia de su país, siguió con la celebración del espacio y las formas voluptuosas que lo hicieron universal y en la última etapa ha retornado a la denuncia de la tragedia de su país y de la guerra de Irak, con óleos sobre las torturas en la cárcel de Abu Ghraib. "Aunque el arte se hizo para el placer, el drama es el paréntesis que nos permitimos los artistas", asegura Botero. "Es la forma de expresar la incertidumbre que reciben nuestros sentidos y denunciar las injusticias.
Con estas celebraciones, Botero mira a su origen en 1951, cuando al salir del mar vio que dos policías llevaban un palo del que colgaba atado de pies y manos un hombre como si fuera una fiera. Es el instante que abre su sino. Lo pinta. Y gana el Salón Nacional de Artistas. Con el dinero del premio viaja a Madrid. En 1956 pinta en México el "primer Botero", y va perfeccionando un estilo que hace que su obra sea de fácil identificación en óleos y esculturas.
Drama o alegría, Botero siempre crea desde lo boteresco. ¿Cambiar de registro? "Los grandes artistas han tenido una convicción y esa convicción ha dado un estilo. Es una de las virtudes del arte".
