Desastre numérico
Al hilo de Seduciendo a un extraño, la semana pasada comentábamos en estas mismas páginas el empeño de cierto cine de Hollywood por dejar estupefacto al personal, poco antes de los créditos finales de sus alambicadas intrigas, con desenlaces tan sorprendentes como improbables. Aunque hay una práctica aún más descorazonadora que la anterior: la de basar la efectividad de una película única y exclusivamente en la bomba de la conclusión sorpresa y que ésta se vea venir desde la mitad del metraje.
Sufriendo cada minuto de la lamentable El número 23, uno acaba temiendo que al trilero disfrazado de guionista (Fernley Philips se llama, y éste es su primer trabajo para cine) le haya entrado un nuevo ataque de presunta originalidad que a fuerza de repeticiones se está convirtiendo en lugar común. Y así es, los innumerables giros de la trama acaban convergiendo en una de esas infumables pompas de jabón que suelen estropear lo contado hasta entonces. De todos modos, poco (o nada) se puede emborronar en El número 23, la historia de una paranoia numérica farragosa, innecesariamente trascendente, interpretativamente pobre y estéticamente hortera.
EL NÚMERO 23
Dirección: Joel Schumacher. Intérpretes: Jim Carrey, Virginia Madsen, Logan Lerman, Danny Huston. Género: thriller. Estados Unidos, 2007. Duración: 95 minutos.
Babelia
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