Ministro del Interior argelino: "EE UU nos toma por idiotas"
Argel convoca al encargado de negocios estadounidense
"Nos toman por idiotas". El ministro del Interior argelino, Nuredin Zerhuni, dejó ayer traslucir su enfado con Estados Unidos por haber acrecentado la alarma, ya de por sí elevada, entre los habitantes de Argel. Hace cinco días la capital sufrió dos atentados, perpetrados por tres kamikazes, que causaron 30 muertos, según el último balance oficial, que rebaja en tres la cifra de víctimas mortales.
La Embajada de EE UU colocó el sábado a primera hora en su página web una "información no confirmada" sobre el riesgo de atentados inminentes entre la oficina central de correos y la sede de la televisión pública argelina. Aireada inmediatamente por la televisión Al Yazira, la advertencia casi vació algunas de las arterias del centro de la capital.
Zerhuni dio rienda libre a su ira ante la prensa. "¿Quién tiene interés en causar pánico?", se preguntó. "Está claro que aquí hay una maniobra", concluyó sin dar más explicaciones. Paralelamente, el Ministerio de Exteriores argelino convocó al encargado de negocios estadounidense -el embajador estaba ayer ausente-, al tiempo que difundía un comunicado tachando la advertencia de "inaceptable", "inoportuna" y "fantasiosa".
Buena parte de la prensa argelina arremetía ayer, incluso en editoriales, contra el "comportamiento indecente" del embajador Robert S. Ford, que antes de estar acreditado en Argel lo estuvo en Bagdad. "No ha perdido los reflejos que tenía en Irak, donde los norteamericanos son una potencia ocupante y donde imponen su ley y sus reglas del juego", subrayaba el diario El Watan, que sugiere que sea declarado persona non grata. Incluso la radio pública le criticó.
Las representaciones diplomáticas de EE UU son muy aficionadas a formular este tipo de advertencias. El Consulado estadounidense en Casablanca (Marruecos) señaló ayer, en su página web, que había "un alto riesgo de actos violentos contra los intereses y ciudadanos norteamericanos y demás objetivos occidentales".
Hace un mes, el embajador Ford también dio la orden de que se colgara en su página de Internet otro aviso sobre un posible ataque contra algún vuelo comercial en el que viajen técnicos extranjeros a Argelia. La Embajada del Reino Unido en la capital argelina secundó inmediatamente la advertencia, que aún no se ha producido.
Lucha antiterrorista
Al margen de esta polémica, la relación política entre Washington y Argel es hoy en día buena, sobre todo en lo concerniente a la lucha antiterrorista. Sus fuerzas especiales se han entrenado juntas en una base cerca de Tamanrasset (sur de Argelia), y los militares argelinos acuden a las reuniones que organiza el Pentágono, la última a principios de año en Dakar, para mejorar su colaboración.
Durante la década de los noventa, cuando morían hasta 12.000 personas al año por culpa de la violencia, Argelia se sintió sola en su lucha contra el terrorismo, que algunos altos funcionarios estadounidenses daban hasta por perdida. El 11-S incitó, sin embargo, a Washington a revisar su política y ahora intenta incluso sacar partido de la experiencia argelina en esa materia.
Si los estadounidenses inquietan a la población, el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, se esforzó ayer, por apaciguar los temores. Cuatro días después de los atentados contra el palacio del Gobierno y una comisaría hizo su primera aparición pública. Se desplazó al hospital Mustafá para visitar a ocho heridos de los atentados, entre los que figura un niño. Su aparición y sus pronunciamientos eran reclamados por toda la prensa argelina y, ayer mismo, el diario Le Soir recordaba que "el presidente es el único que no ha reaccionado" a la matanza del miércoles. Al jefe del Estado de Argelia se le vio ayer, pero no se le escuchó declaración alguna. Hoy tiene previsto pronunciar un discurso en Annaba, al este del país.
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