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Reportaje:

A casa por falta de enfermeros

La Paz da el alta a una paciente al no tener personal para aplicarle una diálisis hepática

Oriol Güell

Un hospital con los equipos médicos más modernos pero sin personal para que los pacientes se beneficien de ellos. Es lo que ocurre en La Paz, donde Dolores Domínguez, de 41 años y que espera un trasplante de hígado, ha tenido que volver a casa sin el tratamiento programado -una novedosa técnica para desintoxicar la sangre- porque el centro "no dispone de personal de enfermería para la realización de la técnica", según consta en el informe de alta. Es la segunda vez que Dolores sufre la misma situación en dos meses.

El hospital alega que la aplicación de la técnica aún está en fase "de estudio" y que cuando se incorpore a la cartera de servicios se dotará de los "equipos técnicos y humanos, así como de la formación necesaria al personal", según un comunicado de la dirección.

El hígado y el riñón filtran la sangre de las impurezas que produce el organismo. Si alguno de estos órganos deja de funcionar, la concentración en la sangre de sustancias tóxicas se dispara hasta dañar irreversiblemente a otros órganos y producir la muerte.Una de estas impurezas es la bilirrubina, un producto que forman los glóbulos rojos al morir. El hígado limpia la bilirrubina de la sangre y la elimina a través de los intestinos hasta las heces.

Pero si el hígado no funciona bien, como en el caso de Dolores Domínguez, la bilirrubina en la sangre aumenta sin parar. El valor máximo considerado como normal es de 1,5 miligramos por cada 100 centímetros cúbicos de sangre. Unos análisis revelaron el 23 de marzo que Dolores estaba 26 veces por encima de ese valor (40,5 mg/100 ml).

"Este nivel es peligroso. Hay que intentar reducirlo cuanto antes. Lo más común es que obstruyan los riñones, lo que produciría que funcionasen mal, con lo que la paciente sufriría un deterioro tremendo", explican fuentes médicas de un hospital público.

El hígado de Dolores, vecina de Colmenar Viejo, está tan dañado que figura en el "número 1 de la lista de candidatos a un trasplante de hígado en La Paz", según explicó ayer. Su piel, de un marcado tono amarillento, y su voz, cansina y débil, muestran los efectos de la enfermedad. Además de la ictericia, los altos niveles de bilirrubina le causan picores, dolores en los huesos y diarrea.

Tras el análisis del 23 de marzo, los médicos decidieron ingresarla para reducir los niveles de bilirrubina mediante un moderno tratamiento, denominado terapia Prometheus, que según varios estudios médicos es el más adecuado para los enfermos en espera de un trasplante de hígado.

Dolores ingresó el día 26 y una semana más tarde, el martes, fue dada de alta sin haber completado las dos sesiones de diálisis previstas. El informe de alta, escrito por su médico, explica porqué: "La paciente ingresa para realización de diálisis hepática. El servicio de Nefrología no dispone de personal de enfermería para la realización de la técnica, por lo que es suspendida. Se comenta el caso con el servicio de Intensivos, realizándose la primera sesión de MARS [otra técnica de diálisis] el 29 de marzo. A pesar de múltiples contactos con los servicios de Nefrología e Intensivos, no es posible realizar nuevamente la terapia durante esta semana, por lo que ante la ausencia de dicho tratamiento se decide el alta hospitalaria una vez explicada la situación a la paciente y su familia".

Una mujer indignada

Dolores no podía ni quería esconder su indignación. "No lo puedo entender. Deciden ingresarme porque estoy a 40 de bilirrubina y en una semana sólo pueden someterme a una sesión porque no tienen una enfermera que me atienda", se quejaba mientras sujetaba el informe de alta. "Lo peor son los daños que esto me puede causar. Con sólo una sesión, aunque fuera de otra técnica, el nivel bajó a 19,6, por lo que estaba claro que funcionaba bien y yo lo necesitaba. Pero al darme el alta, ya volvía a estar a 30,3", añadió.

El hospital aseguró ayer que "el estado de la paciente le permite esperar hasta el próximo domingo", fecha en la que han dado una nueva cita a Dolores.

Femenina y letal

Aunque puede afectar a cualquier persona, son las mujeres de mediana edad (entre 35 y 60 años) las principales afectadas por la cirrosis biliar primaria, una enfermedad cuyas causas no son muy bien conocidas, aunque se sospecha que puede tener un marcado carácter genético.

La evolución de la enfermedad empieza cuando los glóbulos blancos, cuya función es atacar a virus y bacterias dañinas, la emprenden contra los conductos internos del hígado. Al dañarlos, la concentración de sustancias tóxicas en el hígado se dispara, con lo que los daños en este órgano vital acaban siendo irreversibles.

Con el hígado fuera de juego, aumenta la concentración en la sangre de todas las sustancias tóxicas que genera el organismo y que ya no pueden ser eliminadas por el hígado. La bilirrubina es una de ellas y confiere a la piel y demás tejidos el característico color amarillento de las personas que padecen del hígado.

El resto de los síntomas que sufren los enfermos (cansancio, prurito y picor constante y, en algunos casos, deformación en los extremos de los dedos) son la antesala de un fatal desenlace que sólo un trasplante puede evitar.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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