Un crucero de lujo convertido en patera
Los 82 bolivianos que viajan en el 'Sinfonía' tampoco pudieron desembarcar ayer en el puerto de Valencia
Embarcaron en el puerto de Fortaleza, en Brasil. En el billete invirtieron alrededor de 2.000 euros con un único objetivo: pisar tierra española y probar suerte. "No es el método habitual para emigrar, pero últimamente el avión sale por el mismo precio", reconoce Freddy Morales desde la terminal del puerto de Valencia. Morales, boliviano de 35 años, esperaba a su amigo Luis Vargas, que junto a 82 compatriotas no pudo bajar del crucero Sinfonía. Una orden de Extranjería impidió que desembarcaran por "carecer de la documentación necesaria", según la Delegación del Gobierno en Valencia.
A partir del domingo entra en vigor una legislación de la UE que exige a los bolivianos un visado especial. Esta reforma ha motivado un incremento en la emigración boliviana. Sólo ayer, llegaron 200 de este país a Barajas. El éxodo ha agotado los vuelos directos desde La Paz a Madrid. Hasta la Fuerza Aérea Boliviana ha fletado un avión para "aliviar la angustia de pasajeros", según informó a la agencia Efe un portavoz militar. En los últimos 10 días, han llegado 4.000 bolivianos, según señaló AENA.
Vargas optó por el crucero para visitar a su mujer y su hija, según su amigo Freddy. "Seré honesto. Alguno tratará de quedarse, pero él vino por su hija y no iba a pasar más de 20 días. Tiene trabajo en La Paz. Me extraña que faltara algún papel porque en Brasil (donde embarcó) son muy estrictos", señaló Morales, que esperaba la llegada de algún miembro del Consulado. La Embajada española en La Paz calcula que la población boliviana en España es de 300.000 personas, pero sólo 60.000 tienen legalizada su residencia y su trabajo.
"Son como cualquiera de nosotros. Su comportamiento es divino. Participan y consumen como todos", describe Verónica Hughes, una visitante de Buenos Aires de avanzada edad. Su marido reivindica: "Son discriminados. ¿Por qué les venden un pasaje de 2.000 dólares si no tienen documentación?". Interior alega que carecen de permiso para entrar en territorio Schengen (zona de libre frontera acordada por una quincena de países europeos). Según la Delegación del Gobierno, los bolivianos no tienen nada que demuestre que eligieron el crucero por placer. Los mismos motivos esgrimió Interior para impedir su desembarco en Santa Cruz de Tenerife el pasado lunes y, en Cádiz, un día después. Ahora le tocará a las autoridades de Génova (Italia), próximo destino. Sólo cuatro de los 86 bolivianos que compraron inicialmente un billete pudieron bajar del barco en Cádiz. Ellos sí tenían billete de vuelta.
"Nos hemos enterado por la televisión. Hasta que no les dejaron bajar en Tenerife no imaginábamos que no fueran turistas", afirma sorprendida Susana López, de Buenos Aires. "Incluso anoche, uno de ellos estuvo imitando a Sinatra cantando My Way", añadió la turista con la piel dorada de tomar el sol. Entre los emigrantes se encuentran una veintena de niños, señaló.
La embarcación, de 250 metros y ocho pisos, partió el pasado 13 de marzo de Río de Janeiro con 500 pasajeros. La compañía MSC anuncia el barco como "el único que permite jugar al golf de manera virtual". El precio varía entre los 1.500 y los 2.400 euros. Un vuelo en abril de ida y vuelta entre La Paz y Madrid costaba ayer más de 1.700 euros en Internet.
Los turistas argentinos se abalanzaron, antes de su visita a Valencia, a destacar la "normalidad" de sus compañeros de viaje. Todos reclamaron "su derecho a bajar". Sólo un turista holandés rompió la tendencia. "Si quieren entrar en Europa de manera ilegal es normal que los detengan", declaró. Sin duda, el punto de vista del ciudadano holandés difería de la camaradería argentina. "Es increíble. Seguro que a Isabelita Perón no la mandan tan pronto de vuelta para juzgarla. Tiene mucha plata", reflexionaba Elzira Alfonsín, una turista bonaerense.
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