"El pensamiento crítico es consustancial a la libertad en Europa"
La victoria jurídica del semanario Charlie Hebdo es también una victoria personal para Flemming Rose, el periodista danés que osó denunciar la autocensura de los intelectuales y políticos europeos frente al integrismo islámico. Su decisión de publicar, en septiembre de 2005, unos dibujos del profeta Mahoma en el Jyllands-Posten, el diario de mayor difusión en Dinamarca, desencadenó una ola de violencia en varios países musulmanes. Rose asistió como testigo a la vista de París. En octubre pasado, el periodista y el Jyllands ganaron un juicio similar en Copenhague.
Pregunta. ¿Qué le parece la sentencia?
Respuesta. Estoy muy contento. Por Charlie Hebdo y porque es fundamental para la libertad de expresión en Europa. El juez dice que las caricaturas pueden ofender aisladamente, pero que tienen relevancia pública por el contexto en el que se publican, algo que nosotros sostuvimos en nuestro juicio en Dinamarca. El tribunal acepta la interpretación que yo presenté sobre el dibujo de Mahoma con una bomba de turbante: no es un ataque al profeta, sino a quienes cometen actos terroristas en nombre del islam. Las caricaturas representan una parte de la realidad.
P. Philippe Val, director de Charlie Hebdo, ha escrito que la democracia tiene que enfrentarse a los dogmas para sobrevivir.
R. Totalmente de acuerdo. Ése es el ethos de la democracia. Europa ha avanzado en términos de democracia y de riqueza porque una serie de individuos desafiaron a la autoridad, religiosa y política. Sin esa rebelión individual, Europa no habría tenido el recorrido que conocemos. El pensamiento crítico es consustancial a nuestra libertad.
P. Un año después de la crisis de las caricaturas, ¿hay motivos para el optimismo, o el miedo y la corrección política siguen imperando frente al integrismo en Europa?
R. Puedes encontrar ejemplos en ambas direcciones. Un editor francés ha decidido publicar un libro sobre Mahoma como reacción a la autocensura. También hay casos de cesión frente al temor. Pero estamos ante un debate que no es de hoy ni de mañana, sino de largo alcance. La controversia de las caricaturas no se refiere sólo a la libertad de expresión, sino a la esencia de las sociedades multiculturales: por un lado, el respeto a las diferencias, y por otro, la defensa de los fundamentos de la democracia. Es un debate fundamental y va a llevar tiempo digerirlo. Estoy seguro de que el tiempo está de nuestro lado.
P. ¿Ayudó la controversia a clarificar las relaciones con los líderes musulmanes en Dinamarca?
R. Absolutamente. Uno de los resultados de la crisis fue que los daneses constataron que los musulmanes no forman una comunidad homogénea. Que hay diferencias, agendas distintas y una relación diferente respecto a los valores democráticos. Antes del debate, los daneses, y en particular los medios, identificaban a los musulmanes con los imanes, que sólo representan a un grupo, y no necesariamente el mayoritario. Hay otros interlocutores, otras voces que ya se toman en cuenta.
P. ¿Y cuál es su situación personal? ¿Sigue con protección?
R. Ya no recibo amenazas, y tengo una protección mínima. En Copenhague puedo caminar por las calles. Mi vida ha cambiado en ciertas cosas, por ejemplo, tengo que notificar a la policía mis intervenciones públicas, pero no es mayor problema.
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