"La estrategia incorpora un sistema de evaluación transparente y homologable"

Manuel Trujillo, el psiquiatra del 11-S, no es ningún asesor oficial de la ministra de Sanidad. Tampoco lo son otros tres o cuatro españoles que ocupan cargos de responsabilidad en las joyas de la república científica norteamericana. El jefe de Psiquiatría del Hospital Bellvue de Nueva York, en pleno corazón de Manhattan, un pionero mundial de la gestión pública sanitaria en materia de salud mental, simplemente ha expresado sus puntos de vista a la ministra en diversas "reuniones informales" mantenidas en Nueva York. También es obvio que conoce muy bien el contenido del nuevo plan estratégico. Eso es todo.

Pregunta. ¿Qué le ha parecido el plan?

Respuesta. Es un paso muy importante para el sistema sanitario español. El marco conceptual y los objetivos son correctos, y toda la estrategia es una práctica basada en la evidencia, que incorpora un sistema de evaluación transparente y homologable, y que servirá para ir mejorando la práctica. Todo coherente con el libro verde de la Comisión Europea y las propuestas de Helsinki.

P. Es un plan sin números, porque los presupuestos de salud mental ya existen en las comunidades autónomas. ¿Basta con reorganizar esos presupuestos?

R. Para las enfermedades mentales graves, sí. España ha logrado en sólo 25 años pasar de una situación lamentable a lo que el Journal of the American Medical Association evaluaba el año pasado como uno de los mejores países occidentales. Con el resto los presupuestos van aproximándose al objetivo -que los trastornos mentales absorban el 10% del gasto sanitario, en correspondencia con su carga de enfermedad-, pero aquí España está algo peor que la media del entorno, que no es gran cosa por otro lado.

P. ¿Los problemas son similares en todos los países, como la dificultad de detectar los casos?

R. Totalmente. No habría mayor avance de la psiquiatría que aplicar lo que ya sabemos. Al primer país que logre diagnosticar el 51% de los casos de trastorno mental tendrán que darle una medalla. La solución no puede ser otra que diagnosticar los casos en atención primaria.

P. El 51% de los "leves".

R. En psiquiatría no hay casos "leves". Tú dile a una persona con una depresión crónica que eso es "leve".

P. ¿Pero la depresión crónica es "leve"?

R. Pues sí, porque "grave" es la esquizofrenia y el trastorno bipolar: de ahí sale el 1%. Yo prefiero decir que los trastornos mentales graves son entre el 1% y el 4%. Vaya, es una clasificación que ha resultado muy necesaria, pero está en revisión.

P. ¿Inducen las películas y los videojuegos violentos en el niño un comportamiento agresivo en el adulto, hechas todas salvedades estadísticas?

R. Sí, en el mismo sentido en que nuestro ritmo de vida le induce la obesidad. Antes le imponíamos al niño una estructura de conducta alimentaria -tres comidas al día en horarios fijos- y por otro lado no le ofrecíamos un gran lujo de tentaciones con que saltársela. Ahora en cambio las dos cosas son al revés: eso le hace obeso, aunque de una forma muy indirecta, desde luego. Con la agresividad pasa igual. Les inculcamos el modelo de la competitividad, que es la versión light de lo agresivo, y les retiramos la compensación del agasajo. La violencia es la obesidad del alma.