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Protesta masiva en Mallorca contra la política territorial del PP

Miles de ciudadanos de Mallorca protestaron ayer en la calle contra la política territorial y los grandes proyectos de infraestructuras del Gobierno balear de Jaume Matas, del PP, la mayoría ya conclusos o adjudicados. Los manifestantes fueron 60.000 para los grupos ecologistas convocantes, en torno a 50.000 para la Delegación del Gobierno central, y unos 45.000 según estimación de este diario. La Policía Local de Palma -el PP gobierna en la ciudad- no se quiso dar estimaciones pero la televisión autonómica le atribuyó el dato menor, 30.000 personas.

En muy pocas ocasiones en las últimas décadas el centro de Palma se colapsó con una marcha cívica, lenta y festiva de colectivos de muy diversa procedencia, como sucedió ayer. La movilización se planteó como un gesto de solidaridad entre los sectores progresistas y de rechazo popular hacia las iniciativas y propuestas del Gobierno autónomo del PP. Los lemas escritos aludían de manera detallada a proyectos de grandes infraestructuras públicas y urbanas de impacto.

Algunas pancartas eran críticas directas al presidente Matas -con referencias irónicas al "palacete" que se ha comprado y habita en Palma-, al tiempo que se atacaba el pelotazo por la construcción de un gran hospital en una zona rural y en un entorno monumental de Palma, un proyecto que ha disparado la especulación en el entorno del monasterio de la Real.

Gestión territorial

"Basta de destrucción. Salvemos Mallorca", era la proclama genérica de la marcha. Más de 180 entidades y grupos se sumaron a la convocatoria. La iniciativa nació del trabajo de entidades ecologistas y plataformas ciudadanas que se oponen a iniciativas políticas de la mayoría gobernante, el PP con el apoyo de Unió Mallorquina, que domina con los votos de la derecha el Consell de Mallorca, sobrenado en materia de urbanismo y gestión territorial.

La cita tenía explícitas proclamas ciudadanas, finalidades ecologistas y proteccionistas, pero la carga política y electoral fue inevitable. Las dos formaciones con las que la izquierda concurrirá a las elecciones, los candidatos y militantes el PSOE y la alianza del BLOC, del PSM-IU-Verds, secundaron en segundo término la lenta marcha reivindicativa. Se tardó más de una hora y media en lograr que pudiera avanzar el último manifestante y no se produjeron incidentes ni momentos de tensión. A las dos horas y media de comenzar la marcha, a las 20.30, se leyó el manifiesto.

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El Gobierno de Baleares ya había descontado, antes de su celebración, el impacto previsible del desfile reivindicativo. "Estrategia electoral", dijo el consejero portavoz mientras que el presidente Jaume Matas replicó anoche: "Se trata de una protesta política, pero no sé cuál es la alternativa, pretenden un cambio de sillas".

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