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Mas llama a una "movilización ciudadana" que no concreta si el Constitucional recorta el Estatuto

La polémica del paso del Estatuto por el Tribunal Constitucional no cesa y va camino de convertirse en batalla campal. El presidente de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Artur Mas, dibujó ayer en el Consell Nacional de su partido, reunido en Bellaterra, dos escenarios posibles. Uno, el que, a su juicio, desean los populares: la "amputación" del Estatuto. "Quieren que el Tribunal Constitucional haga una auténtica carnicería", precisó. El otro, aseguró el líder convergente, es el que ambicionan los socialistas: un Estatuto "anémico". Es decir, en palabras del presidente de Convergència, "un Estatuto falto de vitaminas que no sirva para prácticamente nada". Y, ante las dos posibilidades, "el Parlament y el pueblo catalán tendrán que reaccionar", concluyó.

Mas, sin embargo, no concretó cómo debería responder el Parlament ante un recorte o lectura a la baja del Estatuto. Tan sólo dio una pista: "En estos momentos hay mayoría suficiente en el Parlament". Y por lo que se refiere al "pueblo catalán, tiene genio y fuerza suficiente para movilizarse si fuese necesario". La posición de Convergència es "muy clara", aseguró Mas. "Queremos que el Estatuto quede intacto".

Mas se mostró guerrero ante el consejo nacional de su partido y aseguró: "Si ellos [refiriéndose al tripartito] no plantan cara, la plantaremos nosotros".

El líder convergente quiso hacer un guiño a la militancia de Esquerra Republicana (ERC). Primero, expresó su "sorpresa" ante el hecho de que a un partido "independentista" le parezca bien una interpretación a la baja del Estatuto, forma como el dirigente de Convergència i Unió (CiU) interpretó las alegaciones del Gobierno central al recurso del PP contra el Estatuto.

"Es muy fuerte", aseguró. "Los votantes y simpatizantes de Esquerra Republicana deben de estar literalmente alucinados", remachó. Y recordó que los republicanos decidieron no dar su apoyo al Estatuto que Mas rubricó con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en La Moncloa porque "les parecía poco". Aquí no acabó la artillería pesada de Mas. El siguiente blanco fueron el Partit dels Socialistes y Zapatero. Ahí el líder convergente volvió a utilizar las alegaciones del Gobierno central al recurso del PP contra el Estatuto como si fueran una expresión inequívoca de voluntad política para recortar el texto estatutario.

Mas acusó a los socialistas de "deslealtad" por no respetar los compromisos a los que habían llegado con él sobre las aspiraciones de autogobierno de Cataluña. "Nos dijeron que nos metiésemos por este camino y que responderían razonablemente a las aspiraciones de autogobierno, y nos han dejado tirados en la cuneta".

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