El Congreso rechaza poner una fecha a la retirada de Afganistán

El Congreso se negó ayer a poner fecha a la retirada del contingente español de Afganistán. La Comisión de Defensa rechazó una proposición no de ley de Izquierda Unida que reclamaba al Gobierno la presentación de un calendario de retirada de las tropas que debía culminar antes de final de año. La propuesta obtuvo dos votos a favor (IU y Eusko Alkartasuna), una abstención (Esquerra Republicana de Catalunya) y 34 en contra.

El resultado de la votación no reflejó, sin embargo, la división que el conflicto de Afganistán genera entre las fuerzas políticas. El portavoz del PP, Fernando López Amor, denominó al representante socialista, Jesús Cuadrado, "progre acartonado" y éste replicó que a él no le gustaría que le llamaran "patriota de hojalata".

Cuadrado hizo hincapié en la importancia de que no tengan éxito quienes quieren "iraquizar Afganistán"; entre los que citó a los talibanes, a algunos países de la OTAN y fuerzas políticas españolas, en alusión al PP. Y subrayó que las tropas están en Afganistán bajo el mando de la ONU y en misión humanitaria y de paz, como dijo el Gobierno de Aznar cuando las envió en enero de 2002.

Por el contrario, López Amor pidió que se reconozca que los soldados españoles se han visto inmersos en un escenario "de guerra" cada vez más complicado y consideró "imprescindible" que se dote al contingente de "todos los medios y efectivos necesarios para garantizar su seguridad"; algo que, a su juicio, no se está haciendo "por un prurito político" del presidente Zapatero y a pesar de las discrepancias con su propio ministro de Defensa.

Por su parte, el coordinador de IU, Gaspar Llamazares, denunció que se ha producido un "salto cualitativo" en la implicación de las tropas españolas, que ya no se limitan a tareas de reconstrucción sino que se emplean en operaciones de combate y antiterroristas. A su juicio, esto desborda el restrictivo mandato del Parlamento.

Horas después, López Amor interpeló ya entrada la noche al ministro José Antonio Alonso sobre las medidas adoptadas para garantizar la seguridad de las tropas en Afganistán. Ante un hemiciclo casi vacío, el portavoz del PP leyó su intervención a gran velocidad y con evidente desinterés.

El ministro detalló las medidas adoptadas la primavera pasada, cuando se reforzó el contingente con 150 militares, y aseguró que este año se enviarán cuatro aviones no tripulados y se procederá a una "mejora general de los medios de que disponen" los soldados, sin mayores concreciones.

Descartó en cambio un nuevo aumento de efectivos, por encima de los 690 actuales, asegurando que los mandos militares no se lo han pedido ni prevé que se lo pidan. Se basó para ello en una nota del jefe del Estado Mayor de la Defensa, general Félix Sanz, del pasado 6 de marzo, según la cual la mayor amenaza para las tropas españolas son los IED (artefactos explosivos improvisados) y las medidas tomadas hasta ahora se consideran "adecuadas". En la parte de la nota que leyó el ministro no se dice que hagan falta más soldados, pero tampoco lo contrario.

El propio Alonso comparecerá el 28 de marzo ante la Comisión de Defensa del Congreso para informar sobre la muerte de Idoia Rodríguez Buján, la primera militar española fallecida en una misión en el exterior, que perdió la vida el 21 de febrero por la explosión de una mina. La comparecencia se producirá un mes y una semana después del ataque, el portavoz socialista insistió en que ello se ha debido al propio funcionamiento de la Cámara, pues Alonso pidió comparecer de inmediato. Llamazares en cambio, subrayó que, de haber querido, Alonso habría podido acudir en 24 horas.

El debate parlamentario coincidió con la ofensiva que las fuerzas de la OTAN en Afganistán desarrollan en la provincia meridional de Helmand, para desalojar a los talibanes de los bastiones donde se han hecho fuertes.

El Ministerio de Defensa confirmó el martes de que soldados españoles e italianos apoyan al Ejército afgano en una operación para sellar las fronteras de las provincias del oeste, especialmente Farah, e impedir la infiltración de los insurgentes que huyen de la presión de la OTAN en el sur del país.