Al Qaeda acusa a Hamás de entregar Palestina a Israel
Olmert y Abbas se reúnen de nuevo en Jerusalén sin lograr resultado alguno
Al Qaeda salió ayer al paso de todo lo que huela a compromiso en Palestina. Ayman al Zawahiri, número dos de la organización terrorista de Osama Bin Laden, dijo que el liderazgo de Hamás "ha entregado a los judíos la mayor parte de Palestina". Aunque el movimiento fundamentalista palestino ha reiterado que no reconocerá la legitimidad de Israel, Al Zawahiri arremetió contra el acuerdo de La Meca suscrito por Hamás con el presidente Mahmud Abbas, por el cual los islamistas aseguran que respetarán los pactos firmados por la OLP con Israel.
El movimiento fundamentalista palestino Hamás no se cansa de insistir en su propuesta de aplicar un alto el fuego muy duradero, al menos de 20 años, si Israel pone fin a la ocupación de Cisjordania y Gaza, conquistados en junio de 1967. Lo que no significa, a su juicio, el reconocimiento expreso de la legitimidad del Estado judío.
No obstante, el 8 de febrero en La Meca, bajo la presión diplomática y financiera del rey saudí Abdalá, los fundamentalistas mostraron su disposición a respetar los pactos suscritos por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que desde los Acuerdos de Oslo, en 1993, reconocen formalmente a Israel. Las filigranas verbales de Hamás -anuncian su respeto a los acuerdos, pero no se obligan a su cumplimiento- pretenden romper el bloqueo económico que padece su Gobierno desde hace un año.
"Hamás ha caído en el pantano de la rendición", clamó el lugarteniente egipcio de Bin Laden en un vídeo emitido por la cadena de televisión qatarí Al Yazira. "Su liderazgo ha cometido un crimen contra la nación islámica al aceptar su compromiso con los acuerdos internacionales".
El acuerdo de La Meca es, según Al Zawahiri, "un intento del Satán estadounidense y su agente saudí por quebrar la resistencia a la ocupación israelí". Al Qaeda atacó asimismo la iniciativa de paz de Beirut de 2002, que estipula el establecimiento formal de relaciones diplomáticas de los 22 países de la Liga Árabe con Israel a cambio de la retirada completa de Cisjordania y Gaza.
Precisamente, la propuesta de Beirut fue abordada ayer por el primer ministro israelí. Ehud Olmert dijo, horas antes de su reunión ayer con Mahmud Abbas, que la estudiaría "seriamente". Más bien parece un brindis al sol, porque la realidad es tozuda y la ampliación de colonias en Cisjordania y los planes para levantar otros nuevos asentamientos se suceden. Además, la iniciativa de la Liga Árabe pone sobre el tapete el asunto del derecho al retorno de los refugiados palestinos. Y esto es algo que todo Gobierno hebreo rechaza sin ambages.
La cita entre Abbas y Olmert en Jerusalén, la tercera desde diciembre, más parece una imposición del Gobierno de Estados Unidos que un sincero intento del jefe del Ejecutivo israelí para impulsar algo que pueda llamarse proceso de paz. Su debilidad en el frente interno es descomunal, y en esta tesitura no puede plantearse semejante desafío, si es que tiene esa intención.
Fuentes diplomáticas europeas acreditadas en Tel Aviv señalaban días atrás a este diario que Olmert sólo trataría sobre la liberación del soldado Gilad Shalit, cautivo en manos de Hamás desde junio de 2006, y el lanzamiento de cohetes caseros sobre Israel. De concesiones, nada de nada. Es más, Olmert pretende forzar a Abbas a que abandone la negociación para formar el Gobierno de coalición con Hamás, bajo la amenaza de que, si se constituye, el bloqueo proseguirá.
"El encuentro fue constructivo. Ambas partes acordaron mantener más entrevistas", explicaron fuentes israelíes, citadas por la agencia Reuters. Lo único concreto, al parecer, fue que Olmert se comprometió, como gesto de buena voluntad, a ampliar las horas de funcionamiento del paso de mercancías de Karni, clave para el abastecimiento de la empobrecida franja de Gaza.
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