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Reportaje:El conflicto de Irak

Nadie enseña sus cartas

Intereses diversos y hasta opuestos en la partida de póquer de Bagdad

Ángeles Espinosa

La Conferencia de Vecinos de Irak ha reunido en Bagdad a países con intereses muy diversos que apoyan o simpatizan con grupos completamente opuestos dentro de Irak. Son actores principales y secundarios de una crisis que no va a resolverse en un día pero que, si no se llega a desbloquear, puede arrastrarles a un conflicto regional que no conviene a nadie. Como en el póquer, todos mantienen una imagen impenetrable y ninguno enseña sus cartas. Además de los seis países fronterizos de Irak (Irán, Kuwait, Arabia Saudí, Jordania, Siria y Turquía), el Gobierno de Bagdad invitó a Egipto, Bahrein, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, la ONU, la Liga Árabe y la Organización de la Conferencia Islámica (OCI).

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Principales actores internacionales

- ESTADOS UNIDOS. En tanto que potencia ocupante ha fracasado en su intento de estabilizar Irak y ahora culpa a Irán y Siria de la violencia que sufren sus soldados. Además de buscar la cooperación de esos países, necesita que sus aliados árabes (Arabia Saudí, Jordania y Egipto) apoyen más decididamente al Gobierno iraquí, al que, por estar en manos de grupos chiíes, ven con recelo, ya que sus poblaciones están más vinculadas (por familia y religión) a la minoría suní.

- IRÁN. Las recientes acusaciones de Washington sobre que ese país entrega armamento sofisticado a las milicias radicales chiíes, con el Ejército del Mahdi de Múqtada al Sáder a la cabeza, lo han convertido en pieza clave para valorar el éxito de la reunión. Sin embargo, a pesar de sus relaciones e influencia con la comunidad chií, muchos analistas dudan de que tenga un control automático de esos grupos. Pretende que EE UU, con quien no mantiene relaciones desde 1979, acepte su programa nuclear a cambio de su colaboración en Irak, algo bastante difícil de conseguir.

- SIRIA. Aliado de Irán, aunque apoya a un sector diferente en Irak. EE UU le acusa desde la invasión de permitir que los insurgentes crucen su frontera. Además, el Gobierno de Bagdad asegura que alberga a un gran número de miembros de los servicios secretos y el Ejército de Sadam. Damasco quiere que Washington presione a Israel para que le devuelva los Altos del Golán que invadió en 1967 y le ayude a librarse del tribunal internacional que la ONU ha establecido para juzgar el asesinato del primer ministro libanés, Rafic Hariri, cuando Siria ocupaba ese país levantino.

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- LIGA ÁRABE. Dado que el grueso de sus miembros son mayoritariamente suníes, sus poblaciones y gobernantes tienen mayores simpatías por (e incluso relaciones familiares con) esa comunidad, que es minoritaria en Irak. Además, el conflicto sectario ha reavivado la rivalidad histórica entre las dos principales ramas del islam: suníes y chiíes. Quieren que la comunidad árabe suní de Irak tenga mayor peso en el Gobierno de Bagdad. Algunos no esconden su preocupación por la influencia de Irán en ese Ejecutivo. Los dirigentes chiíes iraquíes temen que traten de arrebatarles su recién conquistado poder tras años de marginación política.

- LA ONU. Debería ser neutral, pero fuentes dentro y fuera de la misión, denominada UNAMI, señalan que cuenta con muy pocos chiíes como consecuencia del equipo que formó inicialmente Lajdar Brahimi, un ex ministro argelino culturalmente suní.

La mayor dificultad es que realmente ninguno de estos actores internacionales tiene verdadero control de los grupos que están tras los ataques a las fuerzas estadounidenses o los enfrentamientos sectarios. Pueden apoyarles económica o materialmente, pero no está tan claro que puedan frenarles ahora que todo parece indicar que la violencia ha adquirido su propia dinámica. La división, con todo, no es la simplista suníes contra chiíes que suele pintarse.

Principales actores internos

- EL GOBIERNO IRAQUÍ. Está controlado por una alianza de árabes chiíes y kurdos (mayoritariamente suníes), que fueron las dos comunidades sometidas por Sadam. Acusan a sus vecinos árabes de respaldar a la insurgencia suní, pero se enfrentan a una doble contradicción: su principal valedor, Estados Unidos, está aliado con esos países árabes, y enfrentado con Irán, que sin embargo les apoya. Tal es la esencia del problema. Si Washington no encuentra un acomodo con Irán, parece complicado que vaya a poder estabilizar Irak.

- LOS REBELDES IRAQUÍES. Se trata de grupos diversos: insurgentes suníes, ex baazistas (laicos), militantes de Al Qaeda (incluidos combatientes extranjeros) y milicias radicales chiíes (con el Ejército del Mahdi a la cabeza, a pesar de que su líder, Múqtada al Sáder, tiene una treintena de diputados y apoya al actual Gobierno). La oposición a la presencia de las tropas extranjeras, encabezadas por EE UU, es lo único que todos ellos tienen en común. Por lo demás, los extremistas suníes se han ensañado contra la comunidad chií (atacando con suicidas la celebración de sus festividades y santuarios), en tanto que los radicales chiíes han respondido con una campaña de asesinatos selectivos de suníes, abriendo las puertas a una guerra civil declarada.

Un grupo de peregrinos participa en un acto religioso en Kerbala.
Un grupo de peregrinos participa en un acto religioso en Kerbala.REUTERS

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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