La dudosa muerte del Capitán América
¿Puede morir un mito? Es posible que, enunciada así la pregunta, la respuesta sea una negativa categórica, pero si nos restringimos a los tebeos americanos de superhéroes, la cosa es más compleja, más dependiente de la evolución de ventas de las series que de verdaderas consideraciones morales. De hecho, si en su día los ejecutivos de DC se atrevieron a matar a Superman, no debería sorprender excesivamente que Joe Quesada, el editor jefe de Marvel, anunciara que el Capitán América era asesinado en el número 25 de su serie, que se ponía a la venta ayer mismo.
La maniobra de marketing conseguirá probablemente un aumento espectacular de la recaudación, pese a que las posibles consecuencias de la saga, resurrección incluida, son bastante predecibles, habida cuenta de que los personajes se han convertido en lucrativas franquicias para el cine, videojuegos y juguetes y no está el horno como para ir cerrando futuros ingresos.
La presencia de un guionista de la categoría de Ed Brubaker tras la historia, permite albergar ciertas esperanzas sobre un tratamiento que vaya más allá del simple interés pecuniario. Responsable de la colección desde hace un año, ha sabido transformar la pesadísima carga ideológica que arrastraba un personaje nacido de la mano de Joe Simon y Jack Kirby en la segunda guerra mundial como representación de la América que luchaba contra el nazismo.
Brubaker, escritor de probada inteligencia, saca partido precisamente de los tópicos del personaje, representando al Capitán América como una especie de ingenua versión del espíritu americano. De hecho, su muerte es la culminación de la saga Civil War, donde los superhéroes se enfrentan entre ellos ante la instauración de una restrictiva ley que recuerda poderosamente a la Patriot Act aprobada tras el 11-S. No es, evidentemente, una denuncia explícita, pero si ya sorprende en un tebeo de gran tirada esta timidísima rebelión, más lo es la muerte de un personaje que, en la interpretación de Brubaker representa plenamente "el sueño americano", asesinado esta vez por defender unos ideales que son puestos en entredicho por la actual política americana. En cualquier caso, el bueno de Steve Rogers, el hombre tras la máscara del Capitán, ya está acostumbrado a estar muerto en vida, desaparecer y resucitar, con lo que tras la recogida de los pingües beneficios y tras un periodo de descanso, es más que posible que lo volvamos a ver más sano que unas castañuelas.
Babelia
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