Vecinos de Russafa protestan con una cacerolada en el encendido de la iluminación de la falla
El estrépito de las fallas no dura del 15 al 19 de marzo, como todo el mundo sabe, si vive en Valencia. Empieza mucho antes. Ayer mismo, en el barrio de Russafa, hubo un poco de todo, con la incorporación del ruido de cacerolas. A propósito del encendido de la enorme instalación lumínica de la falla de Sueca-Literato Azorín, numerosos vecinos salieron al balcón para mostrar de nuevo su repulsa por lo que consideran un abuso fallero, la colocación de 750.000 bombillas en las calles del barrio para el concurso a la mejor iluminación, además de dos grandes depósitos de combustible para alimentar al equipo electrógeno.
Los vecinos, apostados en sus balcones de las calles de Sueca, Puerto Rico, Literato Azorín y adyacentes, aporrearon cazuelas y todo tipo de cacharros domésticos con el fin de llamar sobre sus denuncias de abusos.
Los falleros, sin embargo, contrarrestaron el ruido de la protesta con la música altisonante de un disco-móvil instalado para acompañar el acto de inauguración. En las proximidades de las calles de Sueca y Puerto Rico, la música supero al ruido vecinal, pero en "el resto se oía mucho más el sonido de las cazuelas", señaló Rubén, un vecino de la calle de Sueca. "El ruido se ha intensificado cuando han pasado la comisión fallera hacia el casal", añadió. "Aunque la música está fuerte e intenta silenciar la protesta, la cacerolada se oye por todo el barrio", comentó Juan, otro vecino indignado.
La protesta de ayer es un episodio más de las diferencias evidenciadas entre vecinos del histórico barrio de Russafa y los falleros de Sueca-Literato con motivo de la instalación de las luces. El acuerdo para retirar las bombillas de un andamio no ha acallado las quejas que se extienden a "otros abusos", más allá de las luces.
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