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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El consenso más urgente

La situación en Afganistán exige un acuerdo sobre las tropas españolas

Soledad Gallego-Díaz

La situación en Afganistán, cada día más peligrosa y volátil, hace que llegar a un miniconsenso entre el Gobierno y la oposición sobre la posición y el papel de las tropas españolas destinadas en la provincia de Herat sea probablemente en estos momentos lo más urgente del panorama político español, por encima incluso de la lucha antiterrorista. La presencia de España en Afganistán fue aprobada en su momento por una inmensa mayoría del Parlamento a petición del entonces Gobierno del PP y ratificada después a petición del actual Gabinete del PSOE.

Sin embargo, la reciente muerte de una joven soldado ha puesto de manifiesto que el Partido Popular no va a permitir que el papel de las tropas españolas en esa misión de Naciones Unidas (encomendada a la OTAN) quede fuera del duro enfrentamiento electoral, algo que complica mucho las decisiones de carácter militar que haya que adoptar en las próximas semanas o meses. Se trata de decisiones que prácticamente en ningún país democrático dependen del juego político del día a día, sino que se ajustan a exigencias técnicas y a las demandas de los propios mandos en la operación concreta.

Rajoy ha dado por cerrada esta legislatura y ha anunciado a su partido que no hará cambios de equipo ni de programa ante las sucesivas elecciones

Los esfuerzos del ministro José Antonio Alonso por mantener un perfil bajo y evitar reacciones duras a las críticas populares corresponden también al ansia de mantener una puerta abierta y muy discreta a ese consenso. Todos los temas relacionados con la presencia militar española en el extranjero y con su participación en operaciones internacionales que puedan confundirse o presentarse por parte del PP como guerras se valoran como de alto voltaje electoral y muy delicados.

En lo que el PSOE y el Gobierno ya han aceptado el coste de la falta de acuerdos es respecto a la política antiterrorista. El Gobierno endosó esta semana en solitario el indudable precio que conlleva la decisión de que De Juana Chaos cumpla en su casa el año que le resta de la condena por amenazas, sometiéndose no sólo al duro ataque del Partido Popular, sino también a la feroz respuesta de los medios de comunicación situados a la derecha extrema. Los analistas del PSOE esperan que el incendio provocado por esa decisión se apague en unas semanas, en palabras de uno de ellos, "cuando salte otro incendio distinto". Reconocen que les preocupa más la posible reacción y confusión de los propios simpatizantes socialistas que la del PP. Todo el mundo en el entorno del PSOE admite que se trata de una decisión que no puede caer bien en la opinión pública y que resulta complicado explicar, pero al mismo tiempo nadie en esos medios parece discrepar del acuerdo adoptado y del hecho de que De Juan Chaos cumpla ese año en su domicilio.

Sin congreso

El Partido Popular, por su parte, parece haber renunciado al congreso que debía celebrar en octubre próximo. Sólo tendría sentido celebrar esa reunión antes de las elecciones de 2008 si Mariano Rajoy pretendiera introducir algún cambio importante en su programa o en el equipo que le rodea, y eso, precisamente, es lo que anunció esta semana que no pensaba hacer.

El presidente del PP parece valorar que el precio de meterse ahora en ajustes es superior al beneficio que le podrían reportar esos cambios, y aprovechó la reunión con su grupo en el Congreso para confirmar al portavoz parlamentario, Eduardo Zaplana. Sin embargo, algunos destacados miembros del PP aseguran que ambos mantienen importantes diferencias y se profesan una simpatía "descriptible".

La reunión sirvió, sobre todo, para intentar tranquilizar a los diputados populares que se ven cerca del término de su mandato y se preocupan por sus posibilidades de repetir. "No es lo mismo manejar unas candidaturas parlamentarias cuando estás en el Gobierno que cuando estás en la oposición porque no tienes a tu alcance el manejo de cargos intermedios que conlleva la Administración. Todo el mundo quiere asegurar su plaza como diputado o senador", reconoce un dirigente popular. "Rajoy vino a decir que da la legislatura por acabada, que ahora sólo cuenta preparar las sucesivas elecciones y que se considera en condiciones de dar la batalla", resume uno de los diputados asistentes.

La estrategia parece bien definida: huir como de la quema de cualquier debate sobre la situación económica, que se considera casi imposible de criticar, y centrar todo el debate en cuestiones territoriales y de política antiterrorista. Afganistán queda dentro del programa, como contrapunto a cualquier recordatorio a la política del PP en Irak y a su implicación en esa desastrosa e ilegal guerra.

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