El arma secreta del líder japonés
El primer ministro revoluciona la política de Japón al otorgar a su esposa el papel de primera dama al estilo occidental
El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, de 52 años, cuenta con una carta triunfal inédita en la política del país asiático. Se trata de Akie, su esposa, de 44 años. La pequeña Akie, como la conocen sus compatriotas, es la primera mujer en la historia del país que ejerce de primera dama a la manera occidental. Sus antecesoras, que fueron, al menos, 10 años mayores, mantuvieron un perfil tan bajo que poca gente conocía sus nombres.
Akie Abe no ha tenido antecesora directa, pues el anterior primer ministro, Junichiro Koizumi, se divorció en 1982 y ha mantenido su soltería, por lo que en los cinco años de su mandato (hasta el pasado octubre), fue un primer ministro sin esposa.
En el universo político japonés, dominado en su mayor parte por hombres, la primera dama ha puesto fin a los días en que las esposas de los primeros ministros se limitaban a sonreír, a ir dos pasos por detrás de sus maridos y a estar en un segundo plano, si es que aparecían en público.
Aunque hay precedentes de viajes oficiales al extranjero de primeros ministros acompañados de sus esposas, lo que ha sido totalmente novedoso es que Abe comparezca de la mano de su esposa, algo muy raro de ver en Asia y especialmente en Japón, donde las expresiones de afecto suelen tener lugar, casi únicamente, en la intimidad.
Desde su viaje a China y Corea, Akie Abe cuenta con dos consejeros permanentes. Uno de ellos es la asesora en cuestiones de etiqueta y en el arte de la conversación cuando dignatarios extranjeros acuden a la residencia.
El caso es que, sea una estrategia deliberada o responda a su personalidad, la primera dama de Japón tiene numerosos atributos que la hacen muy popular, como el que conduzca, de vez en cuando, su coche propio para acudir a eventos oficiales, el que le guste bailar, para lo que ha tomado clases y el que tenga, además, su propia página web, http://www.abe-akie.jp.
A Akie le gustan las telenovelas surcoreanas, que hacen estragos entre las japonesas y que le ha llevado a estudiar coreano, lo que le hace muy popular y contribuye a relajar la tensión de Tokio y Seúl.
Se ha referido abierta y públicamente en una revista sobre temas que son tabúes para la mayoría de la población, como sus problemas para concebir (no tiene hijos) y sus tratamientos de fertilidad.
Varios medios de prensa extranjeros la consideran "el arma secreta de su marido" por creer que ofrece cercanía, glamour, simpatía y transparencia, complemento perfecto de la imagen seria del primer ministro.
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