Los mineros describen el descontrol de los explosivos en la mina Conchita
Los testimonios desmontan la versión de Trashorras sobre la dificultad para robar cartuchos
Raúl González, El Rulo, el minero de la mina Conchita que supuestamente proporcionaba explosivos a José Emilio Suárez Trashorras, dinamitó ayer la versión idílica y edulcorada que éste ha ofrecido en el juicio. Mientras Trashorras, acusado de haber vendido 200 kilos de Goma 2 a Jamal Ahmidan, jefe del comando islamista, aseguró el miércoles que de la mina sólo se podía distraer como mucho un cartucho a la semana, El Rulo describió una situación de descontrol absoluto, con explosivos y detonadores desparramados por la explotación y sin ninguna vigilancia durante los fines de semana.
Los agentes explicaron que la mina estaba sin vigilancia durante los fines de semana
Tres meses después del 11-M fueron hallados en las galerías kilos de explosivos tirados
El Rulo también detalló que no había ninguna vigilancia desde las tres de la tarde a las siete de la mañana en los días de labor.
En la sala del juicio fue mostrado un informe de la Guardia Civil de Asturias, que incluyó la proyección de un vídeo, que confirmó punto por punto la declaración de González. En una inspección ocular realizada por el instituto armado el 18 de junio de 2004, tres meses después de los atentados, y cuando ya Trashorras y varios de los mineros habían sido detenidos, los agentes encontraron en la mina varios kilos de explosivos abandonados.
El informe detalla que en el nivel 1 de Mina Conchita, a los cuarenta y siete metros y medio de la bocamina, en un hueco de aproximadamente ocho metros cuadrados, a la izquierda de la galería, se encontraron ocultas entre unas cajas de cartón y otros objetos una bolsa de Goma 2 ECO, de color verde, de 2,5 kilos de peso, precintada, conteniendo 17 cartuchos, con la numeración 052T2525 (...); una bolsa de Goma 2 ECO, de color verde, de 2,5 kilos de peso, precintada, conteniendo 16 cartuchos numerados correlativamente desde el número 052T25253797 (...); una bolsa de Goma 2 EC, de color verde, de 2,5 kilos de peso, abierta, conteniendo nueve cartuchos con la numeración Z7F08 1; una bolsa de Goma 2 EC, de color verde, de 2,5 kilos de peso, abierta, conteniendo 18 cartuchos con la numeración Z7F08 1, y dos detonadores eléctricos del numero dos, de aluminio, tapón de color azul turquesa, signo número uno, sensibles de retardo de quinientos milisegundos (ms), color cables azul, grana, con una longitud de rabiza de dos metros".
En el exterior de la mina de caolín también fueron encontrados otros 16 cartuchos de Goma 2 EC. Es decir, un lote completo de dinamitas que deja sin sentido la falsa polémica de qué explotó en los trenes, sea por composición o por contaminación. Fue Goma 2 robada en Mina Conchita.
En el vídeo que se mostró en la sala, se podía apreciar el descontrol absoluto que existía en Mina Conchita, cómo el único elemento de seguridad era una barrera para coches, que se encontraba abierta casi permanentemente. y, además, los agentes explicaban que la mina estaba sin vigilancia todos los fines de semana y los días de labor desde las tres de la tarde hasta las siete de la mañana del día siguiente.
El fiscal pide 8 años de prisión para El Rulo por asociación ilícita y tráfico de explosivos, al considerar que el minero era el contacto de Suárez Trashorras en Mina Conchita y que gracias a él obtenía los explosivos. Pero El Rulo consiguió mostrar que cualquiera pudo ayudar a Trashorras a hacerse con los explosivos, debido a que las cajas de explosivos se encontraban en el interior de la mina sin vigilancia y que sólo los detonadores estaban guardados en minipolvorines, si bien, también había algunos repartidos por las galerías. Y como no había vigilancia, cualquiera pudo robarlos.
Todos los extremos sobre la falta de vigilancia fueron corroborados por Emilio Llano, capataz y responsable de la vigilancia y control de los explosivos en Mina Conchita hasta su detención en 2003, para el que el fiscal pide cinco años de prisión.
También se mencionó el expediente y sanción abierto a la empresa Caolines de Merilles, propietaria de Mina Conchita por una situación que facilitaría una posible sustracción de explosivos ajena a la explotación minera porque nadie custodiaba las instalaciones.
El desmontaje de las tesis de Suárez Trashorras se consumó con la declaración de varios personajes subalternos que también están procesados por tráfico de explosivos y que culpan al ex minero de su situación. Así, Iván Granados, al que también se piden ocho años de cárcel, aseguró que Trashorras le había ofrecido transportar una bolsa con explosivos a Madrid y que como se negó le dijo que se lo iba a ofrecer al menor G. M. V,. conocido como El Gitanillo. Granados le dijo que no hiciera eso porque el Gitanillo era un chavalín, pero luego supo por éste que efectivamente había llevado una mochila con explosivos a Madrid, que se la entregó a un "moro" y que Trashorras le pagó por ello 1.200 euros. Granados dijo también que Trashorras le había dicho que Raúl González, El Rulo, era el que le facilitaba los explosivos de la mina, aunque luego dijo que había dicho eso porque se lo había indicado la Guardia Civil.
Trashorras había negado el miércoles toda relación con el tráfico de explosivos pero la declaración de Granados, junto con el testimonio del Gitanillo, condenado en 2004, y las manifestaciones de Antonio Toro de que rafá Zouhier y Jamal Ahmidan querían explosivos, aleja cualquier duda al respecto.
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