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Reportaje:APUNTES

El rector que dejó atrás la docilidad

Rodríguez Marín ha criticado la universidad internacional, el paquete legislativo de Nieto, la financiación y la futura facultad de Medicina del arzobisbo en su año electoral en Elche

Jesús Rodríguez Marín será reelegido el próximo 8 de marzo rector de la Universidad Miguel Hernández de Elche. La suya es la única candidatura presentada y es la segunda ocasión en la que se celebran elecciones a rector en la joven universidad que celebra este año su décimo aniversario. Rodríguez Marín es el máximo dirigente de esta institución desde su creación porque fue la persona designada por el gobierno valenciano para poner en marcha la universidad en 1997. Marín ha hecho una campaña electoral reivindicativa, basada en explicar en los cuatro campus sus proyectos de futuro y una demanda clara al Consell, la necesidad de negociar un nuevo plan de financiación de las universidades valencianas que incluya los resultados de la investigación y la transferencia tecnológica.

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Pero el rector ya comenzó el curso con un discurso en el acto de apertura, "reivindicativo", donde marcó su postura, contraria a la del consejero, Justo Nieto, sobre la Universidad Internacional Valenciana, (UIV). Su alejamiento a la posición "oficial" se ha plasmado en otros asuntos como el proyecto para dar al arzobispado una facultad de Medicina. Estas declaraciones, junto con el acercamiento a la Universidad de Alicante (separadas desde hace diez años por la segregación de Medicina), han evidenciado un cambio de discurso de Rodríguez Marín, que, aunque le acerca a otras universidades, no deja de enmarcarse en el periodo electoral.

En su discurso de apertura del curso académico, acto al que, a última hora no acudió ni el presidente Camps, ni el consejero Nieto, Rodríguez Marín expreso su desacuerdo en cómo se estaba llevando adelante el proyecto de UIV. Marín criticó además el concepto de autonomía universitaria señalando en ese discurso: "Curiosa autonomía en donde la estructura, los órganos de gobierno, las normas, los dineros, la forma, los planes de estudio, las condiciones de reclutamiento del profesorado y los títulos los deciden los Gobiernos".

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Denunció además la elevada regulación de la que se ha dotado en esta legislatura a las universidades valencianas y dijo que la universidad necesita "menos leyes y más iniciativa". También en esa ocasión, en la que marcó sus líneas maestras para el presente curso, habló sobre la modificación del plan de financiación. Rodríguez Marín considera que los poderes públicos no se cansan de hablar de la investigación como núcleo neurálgico de las universidades "pero luego no plasman esa idea en presupuesto".

Otro asunto en el que no ha "comulgado" el rector con el planteamiento del Consell es el proyecto para otorgar una facultad de medicina al arzobispado de Valencia. Los rectores, tras la reunión que mantuvieron hace un par de semanas en el Consejo Valenciano de Universidades, decidieron plantar cara al Gobierno en este aspecto que Rodríguez Marín describió como una "noticia poco agradable". Esta postura se sumaba a la del resto de rectores, uniéndoles en un frente común y separando a Marín de los postulados del PP, que hasta hace poco asumía sin demasiadas objeciones.

El proceso electoral de la universidad de los últimos meses ha propiciado también un acercamiento muy conveniente a la Universidad de Alicante, con la que a finales de enero se firmó un acuerdo marco de colaboración entre ambas instituciones y otro acuerdo para cooperar en materia de investigación, desarrollo e innovación. Los dos rectores, Marín y Raneda, confirmaron esta nueva escena de relaciones como algo positivo para ambas universidades y un entendimiento en el que "profundizarán".

Así las cosas, Marín ha conseguido situarse estos últimos meses en un nuevo escenario en el que de continuar así, podrá contar con el apoyo de sus compañeros en las otras universidades valencianas, pero deberá acostumbrase a caminar sin la mano del Gobierno Valenciano del que ha ido prendido en los últimos años.

Sin limitación de mandatos

Las cinco universidades públicas valencianas cuentan con un estatuto que rige su actividad, regula su funcionamiento a modo de ley de leyes de la organización interna. El estatuto es aprobado por la misma universidad y, entre otras cuestiones regula la figura del rector y la forma en la que debe producirse su relevo. La Universidad Miguel Hernández en sus estatutos no establece un límite de mandatos para que un catedrático pueda presentar su candidatura y ser elegido rector. Rodríguez Marín va a iniciar, por tanto, su segundo mandato pero nada impide que pueda haber más.

La universidad vecina, la de Alicante, por el contrario, dispone de unos estatutos que limitan a dos mandatos, elección y reelección, la posibilidad para que una persona pueda ser elegido rector. El actual dirigente, Ignacio Jiménez Raneda, lleva dos años y un mes en el puesto. Esta es la universidad valenciana con mayor "movimiento" en el sillón de rector de las últimas décadas. Ramón Martín Mateo ha sido el rector que más tiempo ha estado en el puesto en las últimas décadas, ocho años. Le sucedió Andrés Pedreño que aunque ganó dos convocatorias electorales, no terminó la segunda. Todo lo contrario ha sucedido en las últimas décadas en la Politécnica de Valencia, donde Justo Nieto, el actual consejero de Universidad, estuvo al frente como rector durante casi 20 años. Esta institución no establece, al igual que la de Elche, ningún límite para que se pueda presentar una misma persona al puesto las veces que desee y pueda ser elegida, por tanto. El actual rector es Juan Juliá Igual que está en su primer mandato.

La Universitat de València sí tiene establecido en sus estatutos un límite y es de dos mandatos de cuatro años cada uno. El rector Francisco Tomás acaba de iniciar el segundo tras resultar reelegido en el reciente proceso electoral. Otra universidad relativamente "joven", como la Miguel Hernández de Elche, es la Jaume I de Castellón. En este caso también se han limitado las posibilidades de ser reelegido rector y una misma persona sólo puede estar de forma continuada en el puesto durante ocho años. Francisco Toledo está en el segundo mandato.

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