Un consenso para los modelos lingüísticos
Ex responsables de Educación advierten de que la revisión debe atender a todas las sensibilidades
El sistema educativo vasco afronta uno de sus mayores retos de los últimos años: la reforma de los tres actuales modelos lingüísticos, después de 25 años en funcionamiento. Educación llevará su propuesta al Parlamento el próximo 8 de marzo, lo que acelerará un debate ya abierto entre todos los partidos y los distintos sectores de la comunidad educativa. EL PAÍS ha preguntado a tres ex responsables de esa cartera (dos ex consejeros y una ex viceconsejera) de los tres partidos que la han dirigido (PNV, EA y PSE) por sus opiniones de cara al trascendental debate. Los tres coinciden en un punto básico: la reforma debe buscar, sobre todo, un consenso político y social que integre a todos.
La reforma de los modelos lingüísticos en la enseñanza que el consejero de Educación, Tontxu Campos, presentará el 8 de marzo en el Parlamento tiene sobre ascuas a toda la comunidad educativa. Quien más y quien menos ya ha tomado partido. Los partidos políticos han dejado caer sus preferencias, al igual que han hecho los sindicatos del sector. El Consejo Escolar de Euskadi, un órgano de consulta de la Administración educativa integrado por todos los sectores de la enseñanza, incluso ha entregado al departamento una propuesta articulada en toda regla. Este diario ha pulsado la opinión de dos ex consejeros y una ex viceconsejera de Educación, de distintos partidos, de cara al proyecto más ambicioso y complejo que está dispuesto a abordar el sistema educativo vasco. Los tres coinciden en que lo esencial de la reforma es lograr el consenso político.
Una vez que el consejero presente la reforma será el Parlamento el que entre a debatirla si el proyecto exige una modificación de las dos actuales leyes que soportan todo el sistema de modelos: la de la Escuela Pública y la de Normalización del Uso del Euskera. Pedro Miguel Etxenike fue el primer consejero de Educación. Ocupó la cartera entre 1980 y 1984, entonces como miembro del PNV, y fue ponente de la ley de Normalización. Retirado del mundo educativo desde hace años, pero plenamente en activo en su carrera científica a través del Donostia International Physics Center que dirige, Etxenike considera que los modelos lingüísticos han funcionado "bastante bien", aunque tras 25 años admite que existe un consenso respecto a que la línea de enseñanza en castellano (el modelo A, con el otro idioma cooficial como asignatura) no logra los resultados que prevé la ley sobre conocimiento del euskera.
Transformación social
"Las leyes actuales permiten modificaciones de ese modelo para que dé mejores resultados sin necesidad de emprender un gran cambio de todo el marco normativo", dice Etxenike. "En estos momentos, veo arriesgado cambiar todo el marco dada la situación de enfrentamiento político que se vive. Sólo mediante un gran consenso, equivalente al que tuvo en su momento el actual sistema de modelos, es posible la reforma. Las disfuncionalidades actuales del sistema pueden ser corregidas dentro del mismo marco legal", agrega.
Cuando se puso en marcha el actual sistema, Etxenike recuerda que el objetivo era garantizar la elección del modelo por parte de los padres "de una forma amable, que los euskaldunes pudieran vivir en euskera y que se garantizase el afecto de la sociedad hacia la lengua vasca".
En su opinión, "en su momento, hace más de 20 años, se hizo un esfuerzo supremo para que la ley lograra las adhesiones del ciudadano. Si el euskera debe sobrevivir, los alumnos tienen que dominar las dos lenguas oficiales. Todo ello aplicado con amabilidad y flexibilidad, pero con firmeza en los principios".
Iñaxio Oliveri estuvo al frente de Educación con Eusko Alkartasuna (EA) durante dos legislaturas, entre 1995 y 2001. Es el único que ha repetido en esta cartera. En su opinión, el sistema ha resultado "importante y eficaz", pero no ha cumplido al 100% su función, especialmente en lo que se refiere al modelo A. "Los modelos han servido para impulsar el bilingüismo y han dado lugar a una transformación social y casi revolucionaria en nuestra enseñanza: se ha euskaldunizado el profesorado, se han cambiado los textos y, por encima de todo, garantizando la calidad".
Dicho esto, Oliveri cree que el sistema de tres modelos fue la mejor elección en aquel momento, aunque ahora acepta que ha llegado la hora de la revisión. "Es lógico que se revise y se evalúen los resultados", indica y apunta que lo ideal sería ir a un sistema "más integrado desde la óptica lingüística y social. El que tenemos ahora es muy diverso". Antes de emprender la reforma, Oliveri aconseja a los actuales responsables del departamento, también de EA, que intenten un acuerdo con el resto de partidos, pero no sólo a nivel político, sino desde el punto de vista académico y lingüístico. A diferencia de lo que piensa Etxenike, Oliveri sí cree que en la actualidad existe un "suficiente clima de entendimiento" como para avanzar hacia la reforma. "En mi etapa lo teníamos peor", rememora.
Sobre su idea de la reforma, el ex consejero rechaza "un modelo único y cerrado, porque el país es muy diverso" y ve con buenos ojos la propuesta del Consejo Escolar, que aboga por conceder autonomía a los centros para implantar su propio proyecto lingüístico, siempre y cuando el castellano y el euskera sean las lenguas vehiculares. El mayor o menor tiempo que se dedique a cada una dependerá del entorno en el que se ubique cada colegio. "La propuesta del Consejo tiene su complicación, pero puede ser aceptada. El departamento tendría que definir el marco y los mínimos a alcanzar en cada lengua, pero de una forma clara y precisa", concluye.
Despolitización
El PSE es el tercer partido junto a PNV y EA que ha dirigido la cartera de Educación. Los socialistas tuvieron dos consejeros en diferentes etapas: José Ramón Rekalde y Fernando Buesa. Contra ambos ha atentado ETA, asesinando al segundo en febrero de 2000. La viceconsejera de los dos fue Isabel Celaá (desde 1989 hasta 1995), quien actualmente es la principal responable en cuestiones educativas de su partido.
Celaá recuerda su etapa como de una gran agitación, apostando a fondo por la euskaldunización del profesorado, uno de los hitos del sistema. "A veces me dicen por qué en su momento no optamos como Cataluña, por un modelo único bilingüe. El catalán es un idioma de uso cotidiano, nada que ver con el euskera. Las comparaciones lingüísticas entre ambas comunidades son bastardas", destaca.
El programa de euskaldunización de los docentes cosechó "grandes éxitos" en las etapas de Rekalde y Buesa, recuerda Celaá, lo que hizo crecer la demanda de las familias hacia los modelos euskaldunes (el B bilingüe y el D, en euskera con el castellano como asignatura) dado que el castellano, en mayor o menor medida, se encontraba consolidado. "Se avanzó con problemas porque los profesores tenían que dar clase en euskera, una lengua muy diferente a la suya materna, que era el castellano. Pero se logró avanzar y siempre respetando la elección de modelo por parte de los padres", recuerda Celaá.
Con el paso del tiempo, entiende que la revisión del sistema es beneficiosa, pero advierte de que "a ningún alumno se le puede negar el derecho a estudiar en su lengua materna". Con esta condición de salida, reconoce que las posibles soluciones son más complicadas: "Nuestra apuesta es por un modelo abierto y flexible que tenga a las dos lenguas oficiales como vehiculares".
La dirigente socialista apunta al consenso social y político como la principal baza para llevar a buen puerto cualquier planteamiento. En este intento de lograr aunar fuerzas, asegura que su partido está dispuesto a ceder para que nadie quede descolgado, en clara referencia al PP, el que más reticencias está mostrando a la reforma. "Sólo se puede emprender el cambio si despolitizamos la cuestión", cierra.
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