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Una aseguradora se niega a cubrir a una niña ferrolana con síndrome de Down

Los padres de la pequeña presentan una demanda judicial contra la compañía Sanitas

La esperanza de vida de su hija no supera los 45 años. Lo más probable es que desarrolle algún tumor maligno antes de esa edad. "Es un factor de riesgo y no la podemos asegurar", fue la respuesta con la que agentes de la aseguradora Sanitas despacharon sin contemplaciones a los padres de Candela Alejandro, una niña de dos años y medio con síndrome de Down. Su madre, Natalia Casáñez, cuenta que la empresa no quiso entre sus socios a la niña ferrolana, aunque emplea la imagen de una persona con síndrome de Down en su campaña publicitaria en televisión.

El anuncio televisivo de Sanitas, una compañía con un millón y medio de asociados en España, utiliza la imagen de una pequeña con esa enfermedad para centrar su mensaje en el optimismo como terapia. "¿Cómo se le puede decir eso a una madre?" se pregunta Natalia Casáñez. "Y luego aún encima se publicitan con ellos. Cuando lo ví en la televisión no me lo podía creer".

Ahora la compañía se enfrenta a una demanda por discriminación y publicidad engañosa que será interpuesta hoy por los padres de la niña en los juzgados de Ferrol. El letrado de la familia, Julio Barros, entiende que la aseguradora vulneró el derecho fundamental de igualdad ante la ley al negarle a la niña la posibilidad de contratar una póliza de salud, atentando contra la dignidad de la pequeña y vulnerando sus derechos constitucionales. Los padres reclaman para la niña una indemnización por daños morales y quieren dejar muy claro que "no es por dinero, es por dignidad". "Hay que darle a la empresa donde más le duela", dicen.

Mientras se cursa la demanda, la empresa ya tendrá que enfrentarse a una sanción administrativa que le ha impuesto la Dirección Xeral de Comercio y Consumo de la Xunta por "infracción grave" al incumplir "el deber de veracidad informativa debida". Según el decreto 6/2004 que regula los seguros privados, una infracción como ésta acarrea multas de entre 30.000 y 150.000 euros y obliga a la empresa a publicitar la conducta que originó la sanción.

Todo empezó el día en que Roberto, el padre, y Natalia decidieron hacerle un seguro sanitario a su hija pequeña para agilizar las pruebas médicas y los análisis rutinarios. Dicen que fueron a Sanitas porque todos los caminos los llevaron allí y que la empresa rechazó su petición antes incluso de que pudieran rellenar el formulario.

La negativa tajante de la aseguradora sanitaria a estudiar el caso de Candela fue aún más allá cuando se negaron a facilitarles una hoja de reclamaciones. El enfado de los padres era tal que a finales de diciembre acudieron a la oficina de atención al consumidor para interponer una queja formal contra Sanitas.

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Semanas después, la intervención de la Vicepresidencia de la Xunta, que tiene las competencias de bienestar social consiguió que la empresa retirase de su spot televisivo la imagen de una persona con síndrome de Down, mientras la dirección de Sanitas en Madrid remitía a la familia un comunicado en la que expone que "como es práctica habitual en el sector, la empresa se pronuncia a favor de no contratar el seguro". Además, la aseguradora sanitaria defiende que "se considera legitimada" para mostrar en sus campañas publicitarias a personas que representan a sus clientes, entre los que se encuentran personas con síndrome de Down.

Sin embargo, en el mismo documento se explica que sólo las madres aseguradas en el momento del parto pueden incluir en la póliza, con todas las garantías, a los hijos que padezcan esta enfermdad. En el comunicado, la compañía usa como argumento que la hija de uno de sus directivos padece esta alteración genética, por lo que se declara "poco sospechosos de insensibilidad".

Entre sus asegurados, Sanitas tiene a más de 50.000 discapacitados de la ONCE y entre sus productos promociona la póliza Sanitas accesible "el primer seguro médico del país pensado expresamente para cubrir las necesidades de las personas con discapacidad", una póliza que en letra pequeña sólo admite a personas con lesión medular adquirida y que irónicamente recibió en 2006 el premio de un importante colectivo de discapacitados.

"Venden mentiras, están jugando a engañar a la gente y le ponen un precio a la salud" se indigna Casáñez, quien asegura no entender que colectivos como CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Minusvalías) distingan a esta empresa por una póliza "que pretende ser lo que no es", mientras otras aseguradoras trabajan desde hace años con pólizas integrales.

La Federación Española de Síndrome de Down reconoce que el de Candela "no es un hecho aislado", aunque respeta "la legitimidad de la aseguradora a realizar o no una póliza a cualquier usuario", indica un portavoz de la asociación. Mientras, Candela, una niña alegre y vital, sonríe ajena a la batalla legal que sus padres acaban de iniciar en su nombre para restaurar su derecho a ser una más.

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