Móviles más caros
Las tres operadoras principales de telefonía móvil han decidido una subida de tarifas que deberán pagar los usuarios a partir del próximo 1 de marzo. Puesto que el mercado está liberalizado, nada habría que oponer en principio a los nuevos precios. El cálculo parece haber sido el siguiente: puesto que desde marzo las compañías no podrán cobrar las llamadas por paquetes de 30 segundos a partir del primer minuto, que, por cierto, también se cobra por entero aunque el cliente no lo use por entero, hay que subir el establecimiento de llamada de 0,12 a 0,15 céntimos y además el precio nominal por minuto. Los ingresos que las compañías dejan de percibir por la eliminación del redondeo se obtienen ahora por el encarecimiento de las tarifas y sus cuentas de resultados no resultan dañadas.
Pero resulta chocante que las operadoras consideren que los ingresos procedentes de una mala práctica comercial -el redondeo- son legítimos y, por tanto, tienen derecho a recuperarlos mediante un encarecimiento de los precios. Tampoco ayuda a comprender la subida el hecho de que las tres grandes operadoras con red -Movistar, Vodafone y Orange- apliquen la misma subida en el establecimiento de llamada, coincidencia que puede prestarse a malinterpretaciones. Por tanto, la respuesta lógica debería ser una investigación a fondo para descartar prácticas colusorias entre ellas en detrimento de la competencia del mercado, investigación que ya está en marcha, y la confirmación de que la subida decidida no supone un encarecimiento real de las llamadas, es decir, no es superior a los ingresos espurios perdidos por el redondeo. La Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones es la institución neutral llamada a tranquilizar a los consumidores en este sentido.
La telefonía móvil es un mercado llamado a progresar a caballo de la investigación y los avances tecnológicos, como demuestra el Congreso Mundial de Telefonía Móvil que se celebra en Barcelona. Pero no puede sustraerse a regulaciones sociales mínimas y antes de alcanzar las exquisiteces tecnológicas las operadoras deberían apostar por el buen servicio, la calidad y los precios competitivos. Todo ello requiere casi siempre una apuesta rotunda por las inversiones, que no siempre se aprecia. Los usuarios en España sufren de unos precios superiores a la media europea y de una calidad muy deficiente del ADSL. Mal puede sustentarse una política avanzada en telecomunicaciones, decisiva para el crecimiento económico, en el desequilibrio de una ecuación de precios altos y calidad mediocre.
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