Capital de la memoria
Un congreso internacional propone mejorar la comunicación entre archivos del exilio, dispersos por Europa y América
Madrid ha sido capital de la Memoria histórica de España durante el fin de semana. Y tal cualidad podría perpetuarse en el tiempo, de prosperar el proyecto, planteado ahora, de relacionar entre sí el casi medio centenar de archivos dispersos por Europa, América y el norte de África que atesoran copiosos testimonios documentales sobre el exilio español tras la Guerra Civil. Un certamen internacional ha convocado a investigadores, archiveros y estudiosos de una decena de países en una sesión inaugural celebrada en el Ateneo de Madrid, y el viernes y el sábado pasados, en un hotel junto a la plaza de Castilla.
Los reunidos disertaron, no sin pasión, sobre la solidaridad mundial con el exilio republicano y de los archivos de la emigración vivos en numerosos países. Una certeza presidió las jornadas: la interconexión de los diferentes archivos esparcidos por el mundo, la consulta y la colaboración mutua, manifiestas en este congreso, pueden fortalecer sobremanera el recuerdo y la conciencia de episodios memorables de la historia de España -y de Europa- y facilitar su legado a las generaciones venideras. En la organización del congreso han colaborado los Ministerios de Cultura y de la Presidencia de España, además de las Universidades Nacional Autónoma de México, Autónoma y Carlos III de Madrid y Alcalá de Henares, así como la Fundación Pablo Iglesias.
Miles de documentos dan testimonio del drama del éxodo español hacia el mundo
Las intervenciones dieron testimonio de la ayuda hacia los exiliados en decenas de países de todo el mundo, desde Noruega o Suiza hasta Australia o Nueva Zelanda y, sobre todo, la riqueza documental que de ello se atesora, a veces casi artesanalmente o sin recursos, desde entonces.
El congreso fue concebido como homenaje al catedrático de Historia de la Filosofía Española en la Universidad Complutense, José Luis Abellán, presidente del Ateneo de Madrid, al que los congresistas atribuyen la condición de pionero en el estudio y la reivindicación del exilio republicano como bien cultural de primer rango y "eslabón imprescindible" para restañar la brecha que el éxodo posbélico -centenares de miles de personas, de ellas unos 5.000 intelectuales- abrió en la memoria histórica de España. Así lo expresó en la sesión inaugural Ludivina García Arias, presidenta de la Asociación de Descendientes del Exilio Español, promotora del certamen. García Arias remarcó que, para la perpetuación evocadora de aquel trance histórico, "la ejemplaridad moral del exilio fue decisiva".
Por su parte, Nicolás Sánchez Albornoz, fugitivo del trabajo forzoso en el Valle de los Caídos y exiliado, se preguntó por "las pérdidas en capital humano" sufridas por España a consecuencia del éxodo. Vió en tal hecho la causa original del retraso económico español de dos décadas respecto de Europa. "Incluso Alemania tardó sólo un lustro en recobrarse, porque allí recuperaron la democracia, mientras que, en España, Franco la retardó con 40 años de dictadura", dijo.
Hasta ahora, resultaba poco conocido por el gran público que el norte de África fuera importante escenario de acogida de muchos de los transterrados españoles. Por ello, causó grata sorpresa la presencia de Bechir Yazidi, conferenciante procedente del campus universitario tunecino de Manuba. De Estados Unidos, Donald Davis, director de los archivos del American Friends Service Comitee (AFSC), disertó sobre los Cuáqueros y los refugiados españoles. En su ponencia, Davis resaltó el esfuerzo continuado de la comunidad cuáquera estadounidense, en su ayuda a la España sufriente bajo la guerra, encauzada sobre todo hacia niños y mujeres de ambos bandos.
También la maternidad suiza de Elne se volcó en la ayuda. La recepción de 3.000 niños españoles por la Unión Soviética, uno de los episodios más conmovedores en cuanto concierne al mundo infantil, fue igualmente evocada. Por su parte, los delegados franceses remarcaron que Toulouse fue la capital de la emigración política española en Europa. Resultó muy emotivo el recuerdo del Hospital Varsovia y de su archivo, que, con apoyo del United Service Committee, dispensó allí apoyo sanitario a miles de refugiados españoles en Francia, que no se libraron de persecución ideológica, inducida desde esferas de poder. Empero, "la solidaridad del pueblo francés con el exilio español fue siempre magnífica", como subrayó un testigo de 95 años, presente en las sesiones.
México, en la posguerra, fue capital del exilio español en América, de cuyo elenco intelectual transterrado, así como del de todo el continente, José Luis Abellán dió cuenta en El exilio español de 1939, el primer libro que, en 1976-78 compiló la aportación de la España peregrina -en frase de José Gaos- a la cultura hispana. El libro no halla hoy editor en España y "deberá exiliarse para volver a ver la luz", ironiza Abellán. Lo hará gracias a la Universidad Autónoma de México y a una editorial del país azteca.
Más archiveros y cambios legales
En un documento emitido y rubricado al finalizar el congreso, los participantes en las Jornadas sobre los Archivos del Exilio español, habida cuenta de la riqueza documental generada por los refugiados españoles, "proponen a los poderes responsables de la política archivística española la elaboración de una Guía de archivos y fuentes documentales para la Historia del Exilio español".
Asimismo, solicitan "el aumento de las plantillas de archiveros y de las dotaciones presupuestarias para que los archivos públicos puedan ofrecer los servicios que la sociedad demanda", en particular a partir de las leyes reparadoras promulgadas en la Transición o ahora en trámite.
Muchos asistentes se muestran preocupados por la falta de medios en la que se desenvuelve una parte de los 50 archivos del exilio, regidos por personas siempre voluntariosas pero no siempre profesionales. También solicitan "la elaboración de una ley de Libertad de Información -anunciada en el programa electoral del PSOE- que supere las carencias" de la que consideran "prolija y contradictoria legislación" al respecto.
Señalan igualmente la necesidad de "reformar la Ley de Secretos Oficiales, para que los documentos clasificados pierdan esa calificación y sean accesibles" a consulta libre. Los congresistas solicitan pues "la desclasificación inmediata, por el Consejo de Ministros, de los fondos de la 2ª Sección (Información) del Estado Mayor del Ejército, conservados en el Archivo General Militar de Ávila del período 1936-1977".
Igualmente, el comunicado final destaca: "En ningún caso sería compatible la ocultación de los nombres de los responsables de las prácticas represivas que constituyen graves violaciones de los derechos humanos, con el derecho a la verdad, ofreciendo una nueva vía de impunidad absolutamente inaceptable pasados ya casi 30 años desde la recuperación de la democracia".
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