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Los alumnos de ESO de Patraix siguen sin institutos suficientes

Los colegios de ese distrito de Valencia son los únicos que mantienen la secundaria

Cuatro barcos de papel esperando la salida de la "regata anticipada, Desafío Instituto" en un charco de un solar donde debería crecer un edificio educativo. Con el símil de la Copa del América denunciaron ayer los vecinos del distrito de Jesús-Patraix la falta de centros de secundaria en sus barrios. Los colegios de la zona son los únicos en toda la ciudad de Valencia que mantienen en sus aulas a los alumnos de primero y segundo de ESO.

La pelea de los vecinos cumple diez años. La última reforma de la ley de educación -LOGSE- prevé que la secundaria empiece para los alumnos de 12 años. Sin embargo, el Ayuntamiento de Valencia y la Comunidad aún no se dan por enterados. Los alumnos de primero y segundo de ESO del distrito de Jesús-Patraix siguen compartiendo colegio con los escolares de primaria. Los dos nuevos institutos proyectados hace una década aún no han plantado sus cimientos.

"El director del Instituto Juan de Garay nos ha dicho que ya no puede mentirnos más", dice Beatriz Serrat, madre de un alumno de 11 años del colegio Tomás de Villarroya. Su hijo debería ir en dos años a ese centro que mantiene un doble turno de mañana y tarde para atender a su amplio alumnado. Las carencias han llegado a tal límite que los estudiantes de secundaria del colegio Soto Micó dan sus clases en barracones. "En invierno se congelan y en verano se achicharran", añade otra madre.

El Ayuntamiento esgrime dos problemas urbanísticos para excusar la demora en la construcción de los nuevos institutos. El lento desarrollo del PAI de Patraix impide la construcción de un centro junto al hospital del Rector Peset. Y el desarrollo del Parque Central de la futura estación del AVE paraliza las obras del segundo edificio de secundaria.

Mientras Ayuntamiento y Generalitat se deciden, los profesores de los cuatro colegios que mantienen la secundaria multiplican sus esfuerzos esperando los nuevos centros. "Llevo 38 años dando clase de matemáticas y no van a quitarme la ilusión", resume un profesor.

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