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El 'sí' saca 18,5 puntos al 'no' en el referéndum sobre el aborto en Portugal

El Gobierno alterará la ley en el Parlamento porque la participación no ha llegado al 50%

Nueve años después, el referéndum para despenalizar el aborto cayó del lado de los derechos de las mujeres en Portugal. Los partidarios de despenalizar el aborto en las primeras 10 semanas obtienen una victoria amplia. El 'sí' logró el 59,25% de los votos, frente al 40,75% del 'no'. En 1998, el resultado fue 48%-50%, con una abstención del 68,1%. Ayer, bajó hasta el 56,39%. Pese a ello, la cifra de participación no alcanza el 50% imprescindible para que el referéndum sea vinculante. El cambio se hará por vía parlamentaria, confirmó el primer ministro socialista, José Sócrates.

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Sócrates se había comprometido a respetar la decisión popular aunque la participación no llegara al 50%. Anoche compareció para agradecer a los ciudadanos su ejercicio de "dignidad democrática" y proclamó: "No hay derrotados en este referéndum. El pueblo ha hablado y ha hablado claramente: el aborto realizado en establecimiento legal dentro de las diez primeras semanas dejará de ser delito en nuestro país".

El primer ministro garantizó que la nueva ley será discutida y aprobada en el Parlamento con la intención de combatir el aborto clandestino, y que tratará de recoger "las mejores aportaciones de otras legislaciones europeas". "Portugal será un país más abierto, más tolerante y más moderno", dijo. El Partido Socialista sólo tendrá que aplicar su mayoría absoluta en la Asamblea para aprobar la nueva ley.

Portugal abandonará así el grupo de seis países europeos (con Irlanda, Polonia, Malta, Chipre y Lichtenstein) que todavía criminalizan el aborto y se incorporará al grupo de naciones que estipulan un plazo (que suele oscilar entra las 10 y las 14 semanas) para permitir a las mujeres abortar bajo su exclusiva responsabilidad.

La alegría al conocer la amplísima victoria entre los partidarios del sí fue emocionante. Algunas mujeres, viejas luchadoras por la causa del aborto y los derechos humanos y sociales, lloraron y brindaron por el triunfo.

Fue un día de lluvia y viento, muy distinto de la soleada jornada que se vivió el 28 de junio de 1998. La pregunta era exactamente la misma que entonces: "¿Concuerda con la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo, si se realiza, por opción de la mujer, en las primeras 10 semanas, en establecimiento de salud legalmente autorizado?"

En la consulta de 1998, el no ganó al sí por 45.000 votos con una abstención altísima y las cosas siguieron como estaban: ilegalidad, miedo, tabú y enorme inseguridad jurídica y sanitaria para las cerca de 20.000 mujeres portuguesas que deciden abortar cada año.

El segundo referéndum ha sido tranquila y profundamente debatido en televisiones, radios y periódicos, y ha implicado a 19 movimientos cívicos (14 a favor del no, 5 a favor del sí) y a diez partidos políticos. Aunque la calle no parecía vivir la cita con demasiada pasión, todas las fuerzas políticas coincidieron en destacar el aumento en la participación.

Las cifras de abstención alcanzaron niveles preocupantes a las 12 de la mañana, cuando apenas había votado el 11,7% del censo. Tras las apelaciones al voto desde todos los sectores, las cifras fueron mejorando y el referéndum acabó convocando al 43,61% de los 8,8 millones de electores censados. Completado el escrutinio, el sí obtuvo 2,3 millones de votos y el no superó por poco los 1,5 millones.

Algunos comentaristas sugerían anoche que el mensaje de la población era similar al de hace nueve años: arreglen el asunto del aborto en el Parlamento. Pero esta vez con un matiz que hace toda la diferencia: los portugueses no aceptan que las mujeres sean perseguidas judicialmente y desean acabar para siempre con la pesadilla del aborto clandestino.

La distribución del voto por áreas mostró una abrumadora preferencia por el sí en el centro y el sur del país. El norte, siempre más conservador, ya dio la victoria al no en 1998, y volvió a votar mayoritariamente contra la despenalización.

La nueva ley será ahora discutida, votada y enviada al presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, que tiene la potestad de vetarla. No parece probable. Según el constitucionalista Vital Moreira, "la mayoría absoluta garantiza en cualquier caso la promulgación final de la ley".

La jurista María Rosa de Belém cree que la alteración de la ley no supone una liberalización total sino una despenalización condicionada: "Diez semanas es un plazo bastante exigente para ponderar los pros y contras. Y al estipularse la opción privada de la mujer, se evita que las mujeres se vean obligadas a abortar por factores externos, como las presiones paternas o empresariales".

La popularidad del secretario general de los socialistas parece también un factor de peso en el resultado y quedó patente en la encuesta encargada por Público, TVI y Radio Clube. El Partido Socialista obtendría el 34,8% de los votos, frente al 19,3% del Partido Social Demócrata.

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