La Universitat crece hacia Valencia

El recién inaugurado Centro de Formación y Calidad Manuel Sanchis Guarner de la Universitat de València supone un hito en el desarrollo hacia la ciudad del campus dels Tarongers, el más joven de la centenaria institución valenciana. El edificio de Salvador Lara es el primero de un conjunto ordenado en tres alineaciones de altura decreciente sobre una parcela de 10.000 metros cuadrados, ubicada en la calle de Serpis, que pretende aproximar más universidad y ciudad. Su situación, de cara a la urbe, ha contribuido a definir su contenido: aquí se instalarán centros destinados a prestar servicios -distintos de la docencia- tanto a la propia institución como a la sociedad en general.

El coste estimado para terminar sólo la primera parcela es de 30 millones de euros. En paralelo se levantarán dos nuevas facultades y una escuela

Con esta actuación, no sólo se integrarán unidades que estaban dispersas fuera de los campus universitarios, sino que además, como apunta el vicerrector de Infraestructuras, Aurelio Beltrán, "se generará patrimonio en lugar de gasto" porque muchas de éstas ocupaban hasta ahora espacios alquilados por la Universitat. Además del centro ya construido, está en marcha el edificio que albergará el actual Taller de Audiovisuales y el Instituto de Tráfico y Seguridad Vial, que se situará justamente delante del anterior.

"En breve" se iniciará la construcción del Centro de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales. En la parte más exterior, en la calle de Serpis, se dispondrán otros servicios de relación más directa. El coste estimado para la edificación de toda la parcela es de 30 millones de euros.

En otra parcela contigua, también de 10.000 metros cuadrados, está prevista la construcción "inmediata" de una residencia universitaria mediante la fórmula de concesión de obra pública. Para finales de 2008, dice el vicerrector, se apreciará en torno al 40% de la fisonomía de esta manzana de conexión a la ciudad.

Paralelamente, el progreso del campus viene por otro de sus extremos, hacia el oeste, porque los terrenos de la universidad se extienden casi hasta la salida a la autopista de Barcelona. En la zona inmediata a la calle de Ramón Llull queda una parcela de unos 9.500 metros cuadrados, actualmente habilitado como aparcamiento, en la que está planificado el proyecto del reputado arquitecto portugués Álvaro Siza, que debe permitir dotar de algunos servicios básicos al campus: aula magna, comedor... Aunque el proyecto está realizado, se están estudiando fórmulas para financiar los más de 20 millones de euros necesarios para su construcción. A continuación, en la propia calle Ramón Llull, se encuentra el circular edificio de Cogeneración, desde donde arranca la gran parcela central del campus destinada a "zona verde", de la que se habilitado hasta ahora en torno al 40%.

Si se atraviesa esta calle hacia el oeste se encuentra un gran aparcamiento. En esta parcela está prevista la construcción en "este ejercicio" de las nuevas instalaciones de la Escuela de Magisterio y de la faccultad de Ciencias Sociales, que ocuparán aproximadamente el 50% del espacio. El proyecto arquitectónico es de Juan Añón. El edificio principal incluye la Escuela Ausiàs March y los espacios departamentales de Ciencias Sociales, actualmente distribuidos en Economía y Derecho, y quedará alineado a la avenida dels Tarongers. La superficie total prevista para este edificio es del orden de 20.000 metro cuadrados. Paralelamente a este edificio, hacia el sur, se construirán las instalaciones complementarias singulares. Se trata de una biblioteca, una cafetería y un aula de expresión corporal. Como zona de desarrollo futuro, queda todavía una parcela de aproximadamente 40.000 metros.

Aurelio Beltrán señala que en el proyecto de Tarongers se preveía que la Facultad de Psicología, la Escuela Universitaria de Fisioterapia y la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte se emplazaran en este campus, aunque se ha optado por rehabilitar la primera y acondicionar espacios para las dos segundas en el campus de Blasco Ibáñez, no sólo por evidentes "motivos económicos" sino también por los cambios demográficos.