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Entrevista:JOSEF ACKERMANN | PRESIDENTE DE DEUTSCHE BANK

"Sería un problema la entrada de empresas estatales en Alemania"

El banquero legitima que haya países con medidas defensivas en algunos sectores

Josef Ackermann, el presidente del Deutsche Bank, habla del controvertido final del caso Mannesmann, de la necesidad de una política industrial a escala nacional y del peligro de que las burbujas especulativas provoquen turbulencias en los mercados financieros mundiales.

Pregunta. Señor Ackermann, usted gana casi 20 millones de euros al año, viaja en jet privado por el mundo y frecuenta a los hombres más ricos y poderosos del planeta. ¿Mantiene todavía algún tipo de contacto con el mundo de los asalariados medios?

Respuesta. ¿Me pregunta si conozco la pobreza? ¿Si desde mi experiencia puedo comprender otro tipo de circunstancias adversas? Le tengo que decir la verdad: no. Pero esto no significa que no analice estos problemas y que intente entenderlos. Naturalmente, también mantengo contacto con personas que han sufrido estos problemas.

"El Deutsche Bank también está interesasdo en que las acciones de EADS, que Daimler-Crysler quiere vender, se queden en Alemania"
"¿Retirarme? Voy a cumplir 59 años. Y siempre me he dicho a mí mismo que, como mucho, terminaría mi vida profesional a los 62"
"De haber durado más el procesamiento, se habría convertido en un lastre para mí, para el Deutsche Bank y para la imagen exterior de Alemania"

P. Al fin y al cabo, fue un juez del Tribunal Supremo, Klaus Tolksdorf, quien le recriminó en el juicio de revisión del caso Mannesmann el no tener ningún tipo de contacto con la realidad.

R. Esto me ofendió mucho. Él, en realidad, no me conoce. Yo mismo me abstengo de juzgar a las personas cuyas circunstancias vitales desconozco.

P. Ha sentido el peso de la opinión pública sobre todo durante el proceso Mannesmann. El juicio por el pago de millones de euros a antiguos dirigentes del grupo empresarial finalizó el pasado mes de noviembre con el sobreseimiento de la causa y el pago de una fianza cuya imponente cifra fue de 3,2 millones de euros. ¿No fue esto una declaración de culpabilidad?

R. De ningún modo. El sobreseimiento del juicio y la presunción de inocencia forman parte del procedimiento penal. A todos los participantes les interesaba que acabara rápido. De lo contrario, el caso se hubiera eternizado sin llegar a alcanzar un resultado convincente. De haber durado más, se habría convertido en un lastre para mí y para mi familia, también para el Deutsche Bank y para la imagen exterior de Alemania.

P. Sin embargo, la justicia se ha llevado muchos palos por cómo ha acabado. Ahora nadie sabe si el comportamiento suyo y el de los otros acusados fue correcto o no. Incluso el Handelsblatt habla de "comercio de indulgencias".

R. En Alemania se celebran cada año cerca de 150.000 juicios, se trata de algo muy habitual. Pero la cuestión es la siguiente: ¿cuáles eran las verdaderas intenciones? ¿Había en aquel caso algo realmente que se pudiera juzgar?

P. El Tribunal Supremo creía que sí. Revocó la absolución del primer juicio.

R. El Tribunal Supremo estableció a posteriori nuevos criterios. Éstos no eran conocidos cuando adoptamos nuestras decisiones, e incluso hoy siguen siendo objeto de un debate controvertido.

P. La batalla por Mannesmann acabó con la primera oferta pública de adquisición (OPA) hostil sobre un grupo empresarial alemán. ¿El poder político no pudo evitarlo?

R. Los Gobiernos regionales y el Gobierno federal se comportaron de manera ejemplar. Procuraron llegar a una solución que favoreciera los intereses locales, aunque sin tener que intervenir. Mucha gente ha salido ganando con esta OPA. Los pequeños accionistas que en un primer momento vendieron sus acciones también han ganado mucho dinero. A la mayoría de trabajadores también les ha ido muy bien. El área de telecomunicaciones de Mannesmann tiene hoy más empleados que ayer.

P. Pero las decisiones se toman en Gran Bretaña.

R. Por supuesto que es perjudicial cuando la sede principal de una empresa está en el extranjero. En este sentido, cualquier OPA es problemática. Pero ¿hasta qué punto hay que defender una empresa? Soy partidario del mercado para controlar las empresas, pero los propietarios tienen que tomar las decisiones. Eso es bueno para los intereses locales y para el conjunto de la economía del país.

P. Si el mercado es el único que regula, ¿las empresas se quedarán en el país?

R. En principio, sí. Sería un problema que, por ejemplo, empresas estatales extranjeras comprasen empresas alemanas. Entonces tendríamos que pensar en cómo evitarlo.

P. Los norteamericanos han establecido restricciones para extranjeros en determinados sectores, como la televisión.

R. Ya veo por dónde va. Dentro de un mundo que crece cada vez más al unísono, tendríamos que estar abiertos por principio a las adquisiciones hechas desde el extranjero. Los empresarios alemanes también hacen adquisiciones en el extranjero. Pero es muy problemático que nuestras empresas del sector del armamento o de las telecomunicaciones, y seguramente también de los medios de comunicación, estén sufriendo una presión que nosotros ya no podemos controlar. Por ello, el Deutsche Bank también está interesado en que las acciones de EADS, que Daimler-Chrysler quiere vender, se queden en Alemania.

P. ¿Eso quiere decir que usted aboga por una política industrial?

R. Mientras haya muchas personas que aún piensen en términos nacionales, creo que es legítimo que haya países que en sectores muy concretos respondan a título individual con la aplicación de medidas defensivas. Sin embargo, sería deseable que pudiéramos encontrar soluciones en el ámbito europeo y, al final, también a escala mundial. Y también sería deseable que Alemania fuera un lugar que atrajera las empresas fusionadas.

P. Tiene contrato hasta el 2010. ¿Dejará entonces el cargo?

R. Voy a cumplir 59 años. Siempre me he dicho a mí mismo que, como mucho, terminaría mi vida profesional a los 62 años. Me interesan muchas otras cosas y me alegraría mucho poder dedicarme a ellas alguna vez.

P. ¿Aspira a estar en el consejo de vigilancia?

R. Tengo la firme convicción de que el presidente de la junta en unas circunstancias normales no tiene que cambiar su puesto por otro del consejo de vigilancia, y hace años que lo vengo diciendo claramente. También sería un presidente del consejo de vigilancia demasiado impaciente. Así que no me dedicaré a esto. Pero me gustaría diversificar mis experiencias, en la universidad o tal vez incluso en el sector privado.

P. ¿Tiene un candidato para que le sustituya?

R. Hay gente con mucho talento en nuestro banco. Se tomará la decisión adecuada en el momento adecuado. Lo decidirá el consejo de vigilancia.

P. ¿Su sucesor tiene que saber alemán?

R. Seguro que al portavoz del banco le será útil saber alemán. Pero un banco que está orgulloso de estar en todo el mundo y de tener gente tan brillante de culturas distintas tampoco puede convertir la lengua en el único criterio de admisión.

Josef Ackermann,  presidente del Deutsche Bank.
Josef Ackermann, presidente del Deutsche Bank.AP

"Los 'hedge founds' y los 'private-equity' no ponen en peligro el sistema"

Pregunta. Hedge founds y private-equity funds prometen al inversor incrementos que son imposibles de alcanzar con negocios normales. ¿Cómo funciona esto, si es que no se quiere saquear las cajas de la empresa?

Respuesta. Hay ovejas negras, pero son minoría. ¿Por qué EE UU crece tanto? En los años ochenta se decía que Japón y Alemania tenían las economías más exitosas por su orientación a largo plazo y la estructura estable de inversores. El ejemplo desalentador lo daban los americanos. Pero hay que reconocer que desde principios de los noventa han sido muy eficaces, y hoy están en situación de realizar adquisiciones ya que su valor en bolsa es más alto. Uno se da cuenta de que para que mejore la economía nacional hay que abrirse y hacer reestructuraciones.

P. Debido a su promesa de réditos, hedge founds y private-equity founds se han llenado de dinero. ¿No se ha creado una burbuja?

R. Veo con cierta preocupación la reducción de los niveles en la financiación de participantes individuales en el mercado y que estemos dispuestos a pagar sumas que probablemente son muy elevadas. Pero esto no significa con mucho que haya una burbuja.

P. ¿Queda la pregunta de por qué estos fondos obtienen tan altos rendimientos?

R. En primer lugar, porque en el sector de los private-equity founds hay jóvenes con mucho talento que logran reestructurar empresas con rapidez. No puedo, por tanto, compartir su escepticismo.

P. El antiguo presidente de GoldmanSachs, el hoy ministro de finanzas de EE UU Henry Paulson, reclama una mayor regulación de los hedge founds. ¿Qué le parece?

R. Creo que nadie reclama regulaciones, tampoco Paulson. Él quiere más transparencia. Y a eso no hay nada que objetar.

P. ¿No es lógico que se advierta sobre posibles riesgos?

R. Llevo ya casi 30 años en este negocio. Hay escenarios de crisis una y otra vez. Cuando empecé era el mercado del euro el que presuntamente era arriesgado. Hoy ya nadie habla de eso. Entonces llegaron los mercados de futuro, igualmente peligrosos. Luego los derivativos... Y ahora son los hedge founds y mucha gente también se asusta.

P. Tiene fallos de memoria. Hubo la crisis mexicana, la crisis asiática, la burbuja inmobiliaria de Japón y el desastre de la Nueva Economía. Se hicieron advertencias, pero aun así se produjeron estas grandes crisis.

R. La cuestión clave es: estas crisis ¿han puesto en peligro el sistema?, ¿han llevado a un hundimiento de los mercados financieros con repercusiones en la coyuntura mundial? La respuesta es clara: no. Siempre ha habido excesos de cobertura y burbujas. Sufrimos la burbuja del Nuevo Mercado. Muchos sobrevivieron y salieron reforzados, a otros se los tragó el mercado. Insisto: no hay riesgos que pongan en peligro el sistema.

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