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Reportaje:

La guerra palestina se libra en las ondas

Las emisoras de radio controladas por Hamás y Al Fatah incitan al combate a los milicianos de ambos bandos

"¿Quién detendrá este oscuro rencor?", reza la letra de una canción emitida por las emisoras El Shabab, dirigida por Al Fatah, y Al Aqsa, financiada por Hamás. Es la única coincidencia entre los encarnizados rivales. Todo lo demás son insultos, discrepancias, propaganda y mentiras. La guerra entre las facciones palestinas se libra en las ondas con intensidad similar a la que se observa en las calles de Gaza.

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En el centro de la capital, casi vacía de su medio de millón de habitantes, los tiroteos continuaban ayer después de la trágica jornada de la víspera, la más cruenta en el último año, saldada con 18 muertos. "Esto sólo se arreglará con la victoria de uno de los bandos", opina pesimista Musbah Qumsam, desempleado desde hace seis años y hasta el gorro de los radicales islamistas y de los dirigentes "corruptos" de su partido. Es un sentimiento generalizado entre quienes no comulgan a ciegas con ninguno de los contendientes.

"Hamás sigue engañando al pueblo sobre lo que está sucediendo", relata la locutora de El Shahab. "Los milicianos de Hamás se visten con el uniforme de la Guardia Presidencial y disparan contra la Universidad Islámica, las mezquitas, los coches y a la gente", añade, antes de tildar al ministro del Interior, el islamista Said Siam, de "despreciable sanguinario". "El movimiento fundamentalista ha recibido por mar un cargamento de armas de Irán", concluye.

Es poco verosímil que los islamistas profanen sus templos, pero que contenedores con armas puedan llegar a Gaza por el Mediterráneo resulta grotesco, dada la estrecha vigilancia de las patrulleras israelíes en el breve litoral de la franja. Como sucedió la víspera, cuando se anunció que militares iraníes habían sido capturados en la Universidad Islámica. Azzar al Ahmed, jefe del grupo parlamentario de Al Fatah, tuvo que desmentir la información. El Shahab ha dado por detenido e interrogado a Yusef Zahar, hermano del ministro de Asunto Exteriores, que aparecía minutos después hablando en la cadena rival. Son sólo algunos ejemplos de la manipulación de esta emisora.

Las estaciones de radio son monotemáticas. No se aborda otro asunto que los frecuentes enfrentamientos armados. Ambas facciones se acusan de las agresiones. Y en verdad, en muchas ocasiones, ni los lugareños más familiarizados con la pléyade de milicias palestinas aciertan a adivinar a qué facción pertenecen los hombres armados apostados detrás de sacos terreros en infinidad de esquinas.

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Qumsam, cincuentón y antiguo simpatizante de Al Fatah, se aleja mucho de los irreductibles de uno y otro bando. "No voté en las elecciones y no me arrepiento. Si se convocaran de nuevo, tampoco lo haría. El anterior Gobierno nos destruyó y el de Hamás no es capaz de arreglar nada", afirma. Pero sobre la guerra que sostienen los milicianos islamistas y los de su partido del alma, no alberga dudas. "Yo no tengo nada que hacer y hablo con mucha gente. Si algo está claro es que los disturbios los organizan los activistas de Al Fatah. Se resisten a desprenderse de sus privilegios, de sus cuentas corrientes y de sus coches. No van a entregar el poder a Hamás en bandeja de plata. Es muy triste".

Claro que la emisora de Hamás no se anda a la zaga en cuanto a insultos. Hasta el punto que el primer ministro, Ismail Haniya, lanzó ayer un llamamiento para detener las incitaciones al odio en todos los medios. Seguramente no mienten con el descaro de sus rivales. Pero sus ataques verbales son feroces, impropios de quien dice buscar el entendimiento. "El golpista Mohamed Dahlan

[amo y señor de los cuerpos policiales leales al presidente, Mahmud Abbas] y sus esbirros se han atrevido a hacer lo que ni siquiera hicieron los israelíes", ataca el locutor de Al Aqsa después de que el viernes fuera incendiada la biblioteca de la Universidad Islámica y un par de edificios más. "Son murciélagos", continúa, "son los enanos de Condoleezza Rice".

Milicianos de Hamás en el funeral de un militante muerto el viernes en el sur de la franja de Gaza.
Milicianos de Hamás en el funeral de un militante muerto el viernes en el sur de la franja de Gaza.REUTERS

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