Francia estrena la prohibición de fumar en locales públicos
Desde ayer, oficialmente, Francia es un país no fumador. El consumo de tabaco sólo se admite al aire libre o en el propio domicilio. Las estaciones de tren, los aeropuertos, las oficinas, las fábricas, los ministerios, las tiendas, las universidades e institutos, todos los lugares públicos han pasado a ser lugares sin humo. La ley contempla multas de 68 euros para quienes no respeten la prohibición, un montante que sube hasta 135 euros para los responsables de establecimientos que favorezcan el incumplimiento de la ley o hayan previsto para los fumadores lugares que no respetan las normas.
La ley antitabaco tiene sus excepciones y contradicciones. Entre las primeras, la que prolonga el poder fumar en los lugares que venden tabaco, bares y restaurantes, discotecas, casino y hoteles hasta enero de 2008 y en los espacios especialmente previstos para ello. En las empresas podrá crearse un "espacio fumador" en un lugar no de paso, con extracción de aire y cuyo tamaño sea inferior al 20% del de la empresa.
Las contradicciones son divertidas. Por ejemplo, ¿la cabina de un camión es un lugar de trabajo y, por consiguiente, un lugar en el que no se puede fumar? No hay respuesta. Tampoco está claro quién tiene poder para imponer las multas, pues el personal de seguridad de hospitales, estaciones de ferrocarril o de otros muchos lugares públicos no tienen derecho a pedir a ningún ciudadano que se identifique. Y sin identidad, ¿a quién se multa? Es más, el personal médico al que se ha pedido que asuma esa responsabilidad ya ha dicho que se negaba a hacerlo, que ellos están ahí para cuidar enfermos, no para amenazarles o multarles. Oficialmente hay 175.000 personas que pueden imponer multas, pero menos de un 20% pueden exigir el DNI.
La ley cuenta con una opinión pública favorable en un país donde fuma el 24% de la población. Se ha urgido su entrada en vigor para evitar conflictos judiciales como los de empleados no fumadores víctimas del humo en su entorno.
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