La reaparición de Castro parece certificar que ha superado lo peor

La reaparición televisiva de Fidel Castro el pasado lunes, brindando con Hugo Chávez con un zumo de naranja y presentando un aspecto más animoso y saludable, parece certificar que el paciente mejora y ha superado las complicaciones posoperatorias que meses atrás pusieron en peligro su vida. "Esto está lejos de ser una batalla perdida", se escucha decir a Castro, que viste ropa deportiva y comenta la crisis energética mundial.

"¡Ahí está Fidel de pie, completo!", subrayó el presidente venezolano después de las dos horas de reunión con Castro. La última aparición del líder cubano se produjo el pasado 28 de octubre. Durante el encuentro del lunes, difundido el martes por televisión, se observa a los dos mandatarios sentados, paseando por una habitación mientras bromean y beben juntos un zumo de naranja.

La mejoría de Castro era un hecho a juzgar por las informaciones recogidas por este enviado: pidió información sobre el discurso de Bush a la nación, despacha con sus colaboradores más estrechos, lee resúmenes de prensa, mantiene conversaciones de más de una hora, y supervisó la carta, firmada de puño y letra, que el vicepresidente, Carlos Lage, entregó a Chávez la pasada semana en Caracas. "Y está al tanto de todo lo que hace Raúl en el país", subraya una fuente.

Los más optimistas creen que, salvo un infarto, Fidel Castro no se muere de ésta. "No quiere salir en público en una silla de ruedas, sino de pie, como siempre. Es el último caballero español que queda en la política latinoamericana", señala alguien que le trata con frecuencia. La noche del 31 de julio, dos periodistas cubanos, Luis Báez y Reinaldo Taladrid, pasaron, entre otros lugares, por una casa donde sabían que unos babalawos (brujos) habían tirado los caracoles con relación a la salud de Castro. Alberto, el babalawo principal, salió y les dijo: "Tranquilos, muchachos, que ya los caracoles hablaron: de ésta no se va".