El 'no' gana terreno al inicio de la campaña sobre el aborto en Portugal
La campaña para el referéndum sobre la despenalización del aborto en las diez primeras semanas de embarazo arrancó ayer en Portugal. A trece días de la consulta del 11 de febrero, los sondeos muestran un avance de los partidarios de mantener la ley actual, que sólo permite abortar en casos de violación, malformación y riesgo físico. Los favorables a la despenalización son mayoría, un 54%, pero hace sólo mes y medio eran el 61%. La división del país crece, aunque el interés por votar se mantiene tibio. Un 64% de los encuestados por Marktest para Diario de Notícias asegura que acudirá a las urnas, y un 18% está indeciso.
Con 8,4 millones de electores, las encuestas reflejan la tendencia que se palpa en la calle: los partidarios del no están más movilizados y mejor organizados, tienen más recursos y se diría que luchan por su causa con más entusiasmo. El domingo, los 12 movimientos partidarios del no reunieron a 8.000 personas en una caminata en Lisboa; ayer, los cinco que piden un cambio legislativo apenas convocaron a cuatro decenas.
Los partidarios del sí, que se agrupan en torno a movimientos feministas y una asociación progresista de médicos, cuentan con el apoyo del Partido Socialista, del Partido Comunista y el Bloco de Esquerda. Hasta ahora, han utilizado argumentos pragmáticos, tratando de no caer en el debate de índole religiosa y moral que proponen sus adversarios. Todo el mundo está por principio contra el aborto, pero, como ha quedado probado en estos años, la ley no ha evitado una realidad que coloca a Portugal en la "vergüenza nacional del aborto clandestino" y que se resume en la criminalización de mujeres y profesionales, una gran desigualdad social y en graves problemas de salud pública: 18.000 abortos clandestinos y cerca de 11.000 ingresos anuales en urgencias a causa de complicaciones en intervenciones caseras (generalmente con la ingesta de Cytotec, un protector estomacal).
Razones científicas
Los partidarios de no tocar la ley, comandados por la Iglesia católica, el partido de ultraderecha CDS/PP (único que apela oficialmente al no) y varios colectivos médicos, centran sus discursos en razones morales y fundamentos biológicos. La novedad respecto al referéndum de 1998, que ganó por muy estrecho margen el no, son los argumentos científicos: el corazón de un feto late con fuerza a las diez semanas, garantizan los cardiólogos asociados a los partidarios de penalizar el aborto.
Ayer mismo, el cardenal patriarca de Lisboa, José Policarpo, que prometió que los obispos no entrarían en la campaña, emitió el cuarto de los cinco comunicados prometidos antes de la consulta y afirmó que vivimos una época permisiva de "libertad individual sin responsabilidad", visible en "las agresiones contra el ambiente, la violencia familiar, el abandono y abuso de niños, el sida, la utilización de la mujer como objeto y el aborto".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.