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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El PNV se manifiesta

Los conflictos entre el poder Ejecutivo y el Judicial no son una anomalía en el Estado de derecho; la anomalía comienza cuando uno de los dos poderes recurre a la presión de la calle para influir en su resolución. Eso es lo que ha hecho el Partido Nacionalista Vasco al convocar la manifestación que se desarrolló anoche en las calles de Bilbao con el apoyo de los otros dos socios del tripartito y de Aralar. Está previsto que la presión sobre la justicia continúe mañana, al haber convocado los nacionalistas una concentración ante la sede del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco coincidiendo con la hora en la que el lehendakari prestará declaración como imputado por su reunión con el líder de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi.

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El PNV ha perdido una magnífica ocasión para contribuir a poner límites a la judicialización de la política, una tendencia que no ha dejado de incrementarse durante los últimos años, tanto en el ámbito autonómico como en el central. El lehendakari puede pensar que le asiste la razón legal cuando considera que la causa abierta contra él supone, en la práctica, un control judicial de las decisiones del Ejecutivo. Sería un motivo adicional para que, recurriendo a los mecanismos legales adecuados y no a las manifestaciones, hubiese propiciado una jurisprudencia nítida que sirviese no sólo para este caso, sino para cuantos se puedan presentar en el futuro. Por descontado, el hecho de que al lehendakari le asistiera eventualmente la razón legal no significa que la iniciativa de entrevistarse con Otegi sea acertada ni oportuna desde el punto de vista político y, en particular, de la lucha contra el terrorismo. No envía a ETA un mensaje acertado ni facilita la necesaria, aunque por ahora difícil, unidad de los demócratas.

El lema de la manifestación celebrada anoche -En defensa de nuestras instituciones- parte de un equívoco en absoluto inocente, puesto que refleja una opinión extendida entre las diversas fuerzas nacionalistas. El Tribunal Superior de Justicia es una institución vasca con los mismos títulos que el Parlamento de Vitoria o el Ejecutivo de Ajuria Enea y, por tanto, no se trata de un organismo ajeno interfiriendo en la actividad de uno propio. Con la manifestación celebrada anoche, lo mismo que con la concentración prevista para mañana, los convocantes no están protegiendo lo suyo contra lo de fuera, sino que están haciendo algo inaceptable en un Estado de derecho: forzar la independencia de la justicia.

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