El príncipe de los bosques
EL PAIS presenta mañana por 2,95 euros 'Robin Hood', segundo volumen de la colección de cuentos adaptados para niños
La caperuza roja de la niña que cruzó el bosque para visitar a su abuelita no es, ni mucho menos, la única famosa. El valiente Robin también lleva caperuza, aunque en inglés, su lengua, y en el apellido, Hood. En la cabeza suele aparecer tocado con sombrero verde, que no rojo, quizá para poder esconderse con más facilidad en los bosques de Sherwood. Las aventuras de este justo y valiente forajido que lucha contra la tiranía y la opresión han inspirado baladas, poemas, libros, operetas y películas desde hace más de 600 años. El príncipe de los bosques ha seducido a lectores e historiadores que han caído rendidos ante la fuerza de su mito de hombre justo, libre y divertido. Un sinfín de estudios e investigaciones han tratado de descubrir la identidad real del mito. Muchos siguen creyendo que la verdad se esconde en los bosques del condado de Sherwood y la leyenda anónima en la que se inspira esta historia tantas veces contada conserva intacta su fuerza.
Robin Hood no siempre vivió entre los árboles, en esto todos están de acuerdo. Creció en el castillo de su padre, el conde de Sherwood. Un buen día tuvo que escapar al bosque acompañado de sus amigos Little John, Much y un simpático fraile, Tuck. ¿Es ésta la historia de un joven noble que se convirtió en bandido? Aunque esto es lo que dos malvados condes y el hermano del rey decían, la verdad es que Robin, al quedarse sin castillo, decidió luchar contra aquellos que se quedaban con lo que no era suyo.
Da igual lo poderoso o rico que seas, si algo no te pertenece debes devolverlo, pensaba Robin. Y si no lo devuelves, ¿qué hay de malo en que alguien te lo quite, lo devuelva a su verdadero dueño o lo reparta entre quienes más lo necesitan? Robin Hood, el príncipe de los mendigos, encarna la leyenda del héroe que roba a los ricos para repartir el botín entre los pobres. Quien representa al hombre justo, valiente y sincero nunca será un ladrón.
Cuando el rey Ricardo tuvo que marchar a luchar en lejanas batallas dejó encargado del reino a su hermano Juan Sin Tierra. Pero éste no quería devolverlo e intentó por todos los medios que su hermano no regresara. Lo mismo pasaba con los condes de Gisborne y Reinault, que ocupaban castillos y tierras que no les pertenecían y robaron y encarcelaron a la bella Marian. Pero la astucia de Robin Hood consiguió, una y otra vez, burlar a los avaros ladrones. Disfrazado de mendigo, consiguió pasar inadvertido en el pueblo y vestido de caballero ganó al sheriff del condado de Nottingham en un torneo de tiro con arco. Da igual de lo que Robin se vistiera, la razón estaba de su lado. Fue gracias al príncipe de los bosques que el rey consiguió recuperar la corona que su hermano le había arrebatado.
Valiente, justo, fiel y enamorado, Robin Hood entró en la literatura de la mano de William Langland en 1377, el primer autor que mencionó al legendario bandido en su poema Pedro el labrador. Alejandro Dumas y Howard Pyle -autor de la primera versión infantil de la leyenda en 1883- ofrecieron sendas adaptaciones en el siglo XIX, el mismo en el que el osado Robin apareció mencionado por primera vez en una novela, Ivanhoe, de Walter Scott. En 1908, el príncipe de los ladrones, mudo y en blanco y negro, dio su primer salto al cine en la película británica de Percy Stow Robin Hood and his merry men. Errol Flynn, Sean Connery y Kevin Costner se cuentan entre las estrellas que han dado vida al mito. Con colores vivos y pinceladas gruesas, el gran héroe medieval inglés resucita una vez más en esta adaptación infantil.
DE 5 A 12 AÑOS
- Robin Hood es el segundo volumen de la colección de 30 adaptaciones de obras esenciales de la literatura para niños de 5 a 12 años, que EL PAÍS ofrece a los lectores cada domingo. Se inició con Las aventuras del Quijote.
- Nuria Ochoa se ha encargado de la coordinación de la serie, cuya preparación editorial corresponde a Santillana.
- Alicia Ginebreda ha ilustrado Robin Hood y el Quijote.
Babelia
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