Una explosión de gas en Cornellà mata a una niña
Una explosión causada por un escape de gas en un bloque de viviendas en Cornellà se cobró ayer la vida de una niña de dos años e hirió a otras 20 personas. La deflagración se produjo pocos minutos después de las 6.30 horas en el número 36 de la avenida de Porta Diagonal del barrio Almeda. La séptima planta quedó completamente destrozada. El siniestro afectó a 100 vecinos, ya que alcanzó a las dos escaleras anexas, correspondientes a los números 34 y 38.
Los vecinos olieron a gas y llamaron a la compañía. Poco después se produjo la explosión
La onda expansiva afectó a tres bloques y numerosos coches aparcados en la calle
Algunos afectados tuvieron que saltar a balcones de edificios contiguos
La deflagración causó heridas a 20 personas, que fueron dadas de alta ayer mismo
A consecuencia de la deflagración, un tabique cayó sobre una niña de dos años del 7º 2ª, que sufrió una parada cardiopulmonar. "El propio padre la ha bajado. Se ha procedido a reanimarla, de forma infructuosa", explicó el director del Servicio de Emergencias Médicas, Jaume Gil. Fueron desalojadas por precaución el resto de las viviendas de las seis escaleras que forman el largo bloque de la avenida de Porta Diagonal.
Debido al mal estado en que quedó el acceso a las viviendas del número 36, muchas personas tuvieron que saltar hasta los balcones de los edificios contiguos. Otras pidieron socorro agitando toallas y mantas desde las ventanas, hasta que los bomberos las rescataron con la ayuda de una cesta aupada por una grúa.
"Como una bomba"
"Mi cama se levantó del suelo, pensaba que era una bomba. Por el balcón he visto humo y fuego", relató Charo, vecina de la escalera número 38. Los testigos coincidieron en señalar la rapidez con la que actuaron los servicios de emergencia. Cuatro personas fueron trasladadas al hospital de Bellvitge y otras tres al Hospital General de L'Hospitalet. Todas fueron dadas de alta durante la mañana. Otras 15 más fueron atendidas por crisis de ansiedad en el mismo lugar.
Tras la explosión, ardió el espacio donde se encuentran los contadores de gas, en los bajos del edificio. Una vez la compañía de gas cortó el suministro, los bomberos lograron apagar el incendio. A la espera de obtener las conclusiones de las investigaciones, una de las hipótesis que consideran los técnicos para explicar cómo se produjo la deflagración es que el gas ascendió desde los bajos por el hueco de la escalera del número 36 y fue acumulándose en las plantas superiores. Por eso fue en este punto donde la explosión fue más fuerte. "Se ha creado una bolsa de gas en un periodo de tiempo. Cuando la gente de ha levantado esta mañana [por ayer], se ha procedido a la ignición de esta bolsa", explicó el jefe de la oficina de Bomberos de la Generalitat, Antoni Rifà.
En el plazo de tiempo que tardaron los bomberos en apagar el incendio se hizo de día. Con la luz, los vecinos que se mantenían en la calle ataviados con lo primero que habían podido coger antes de ser desalojados, pudieron comprobar con sus propios ojos los efectos de la violenta explosión: la fachada de las viviendas del séptimo piso del número 36 había desaparecido y su estructura estaba al descubierto. Algunas sábanas y enseres colgaban de las paredes medio derruidas. La calle quedó repleta de escombros. Algunos coches aparcados quedaron sepultados. En los bajos, dos locales comerciales, entre ellos un concesionario de vehículos, resultaron muy dañados. El garaje, común para las seis escaleras que forman el edificio, quedó ostensiblemente afectado. Sus dos puertas de acceso que hay en los laterales del largo edificio se doblegaron por la fuerza de la onda expansiva y parte de los vehículos aparcados quedaron convertidos en chatarra. "Mi coche tiene la parte superior aplastada, lo que quiere decir que se ha elevado hasta el techo", explicó sorprendido Nino Cabrera. En la cara opuesta del edificio, que mira a un jardín comunitario con piscina, la estructura de diversos balcones también resultó dañada.
El centenar de vecinos desalojados fueron atendidos en el hotel Novotel que hay a pocos metros, donde recibieron mantas y café. El Ayuntamiento instaló en estas dependencias una oficina de crisis. Al mediodía, y después de que los arquitectos municipales comprobaran que no había daños estructurales en las viviendas, las familias de los números 34 y 38 pudieron regresar a sus casas. Las 14 que residían en el número 36 fueron realojadas, puesto que la estructura interna de todos los pisos ha quedado afectada. El alcalde de Cornellà,Antonio Balmon, avanzó que la reforma podría tardar unos meses en completarse. Los propietarios de las viviendas pudieron subir unos instantes acompañados de los bomberos para recoger las pertenencias más básicas.
El edificio de la avenida de Porta Diagonal se construyó hace unos 10 años. Los Mossos d'Esquadra investigan las causas de la explosión con la colaboración de técnicos de Gas Natural y del equipo de arquitectos que diseñó el edificio. Los vecinos del bloque siniestrado afirmaron que la instalación había pasado las inspecciones correspondientes. Varias personas explicaron que algunos vecinos que se levantaron temprano para ir a trabajar notaron un fuerte olor a gas y llamaron a la compañía minutos antes de la explosión. "Olía a gas. Llamamos a Catalana de Gas [Gas Natural]. El teléfono se colgó y nos llamaron a nosotros. Entonces se produjo la explosión", comentó Florencio Montilla, vecino de los pisos superiores.
El director de distribución de Gas Natural, Àngel Larraga, coincidió en que una mujer llamó minutos antes de la explosión alertando del escape. Sin embargo, y a falta de los resultados de la inspección de los técnicos de la compañía, se remitió a la explicación de los hechos facilitada por los bomberos.
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