"Mi misión es que el cabaré entre en el nuevo milenio"
El mítico Berlín de entreguerras, el de los cabarés llenos de humo y vicios inconfesables, su decadente y siempre cálida atmósfera, es lo que la alemana Ute Lemper (Münster, 1963) se ha empeñado en perpetuar a través de sus espectáculos de música y teatro. Vuelve en gira por España con un repertorio cosmopolita de canciones en castellano, húngaro, inglés, alemán, francés, yiddish y árabe, acompañada por cuatro músicos.
"Creo que soy una especie de embajadora de esta música", afirma Ute Lemper. "Quiero traerla a este milenio y que sobreviva, una música que habla de tiempos difíciles que tienen también una dimensión contemporánea. Recojo el espíritu del pasado y lo traigo hasta el presente y quizá hasta el mañana, ése es mi anhelo. No creo que mi misión sea convertirme en una cantautora que se escuche en la radio, sino ser un dinosaurio que cuenta historias del pasado y las traslada hasta hoy".
"Kurt Weill me dio mi primera identidad musical. Fue mi primera escuela, la raíz de mi repertorio"
"He grabado un disco sólo con composiciones mías. Ha sido un proceso musical muy importante en el que he puesto todo mi corazón".
Su repertorio varía, aunque siempre termina por cantar alguna de las viejas canciones de un Kurt Weill que es inamovible. "Si, él me dio mi primera identidad musical", continúa. "Fue mi primera escuela, la raíz de mi repertorio. Empecé a cantar hace más de 20 años y él formó mi comprensión de la interpretación de canciones. Como alemana, fue también importante para mí, me permitió enfrentarme a la historia de mi país en los tiempos anteriores a la guerra".
Una época en que glamour y melancolía se mezclan en un cóctel embriagador. "No todas las canciones son glamourosas", explica. "Quizá usted se refiera a cierta aura que se puede tener. Una especie de radiación que rodea a la persona. Se pueden proyectar sentimientos de pérdida y nostalgia para después jugar con la provocación, la seducción, la sensualidad, y también están las que muestran lo más íntimo, como si hablara el alma en vez del cuerpo. Ése es el universo en el que vivo cuando estoy en escena. De lo explosivo a lo implosivo de mi personalidad".
Ahora, cuando Berlín se ha convertido de nuevo en un polo de atracción para los nuevos creadores europeos, Ute Lemper hace una comparación con el mito de la ciudad de los años veinte del siglo pasado. "El gran cambio para mí es, por supuesto, la diferencia entre el Berlín de la guerra fría y el posterior a la caída del muro. El Berlín de hoy es un shock para mí. El glamour y el chic que tiene hoy la ciudad es un contraste tremendo con el Berlín de mis recuerdos y de mi corazón, destrozado por la división en dos mitades. Era en cierto modo horrible pero llena de vida, la cultura se expresaba más en circuitos subterráneos que en los más prestigiosos. Ahora todo reluce y salta a los grandes escenarios. Eso me produce sensaciones contradictorias".
En su disco But one day (2002) grabó por primera vez algunos temas propios. Desde entonces ha expuesto tímidamente esa faceta de compositora con la que se siente cada vez más segura, a pesar de que no quiere considerarse una cantautora. "Acabo de terminar de grabar un disco sólo con composiciones mías, música y letra. Es mi bebé", dice con orgullo. "Ha sido un proceso musical muy importante en el que he puesto todo mi corazón, mi atención y mi creatividad. Todavía no tiene título, aunque será algo que aluda a los viajes. Un álbum muy contemporáneo sobre el mundo, sobre mi vida. Saldrá a lo largo de este año. Este álbum es la continuación de ese proceso que inicié con temas como los que llevo en esta gira. Sin embargo, en mis actuaciones continúo con el espectáculo teatral, de cabaret, con chanson francesa y ese tipo de ambiente. Quizá cuando saque el nuevo disco me plantee algo diferente".
Ute Lemper. Ángeles sobre Berlín. 26 de enero, Palau de la Música (Barcelona); día 27, Teatro Real (Madrid); día 28, Palacio Euskalduna (Bilbao); 2 y 3 de febrero, teatro Colón (A Coruña); 4 de febrero, Sevilla.
Babelia
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