Pena de muerte
La Unión Europea tiene resuelto llevar pronto a alguna de las instancias de Naciones Unidas la iniciativa italiana de establecer una moratoria universal de la pena de muerte con el fin último de abolirla. Italia, que formará parte durante estos dos próximos años del Consejo de Seguridad, fue quien planteó llevar la propuesta directamente al órgano de más peso de la ONU como si fuera una idea propiamente de los Veintisiete. Hay otros socios, sin embargo, empezando por el Reino Unido, miembro permanente del Consejo de Seguridad, que cuestionan la eficacia de presentar la iniciativa en un órgano donde se da por seguro que Estados Unidos, China y la misma Rusia votarían en contra o simplemente la vetarían. De ahí que el debate estribe en si no sería más oportuno elevarla ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. En cualquier caso, sería muy sobresaliente que la UE en bloque liderase una acción mundial contra la pena capital, que continúa siendo aplicada en 69 naciones, entre ellas Estados Unidos, China y Japón. En este último país fue reactivada el pasado mes con la ejecución de cuatro reos. La pena de muerte es uno de los contenciosos que emergen casi siempre en las cumbres entre la UE y EE UU o China. Estos dos países continúan encabezando la lista negra junto a Irán y Arabia Saudí.
La inutilidad de la pena capital como instrumento frente al delito ha vuelto a ponerse en causa tras la ejecución del ex dictador iraquí Sadam y dos de sus colaboradores. En EE UU se ha rebasado ya el millar de reos ajusticiados desde el reestablecimiento de la pena máxima en 1976. Sin embargo, las ejecuciones comienzan a descender al igual que el apoyo de los americanos.
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