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Reportaje:

Tesoros en lugar de petróleo

El buque encallado en el canal de la Mancha controla el vertido de fuel y arroja a la costa una carga de motos y otros objetos

La temida tragedia ecológica que amenazaba las costas británicas se convirtió ayer en farsa cómica, a medida que la carga que transportaba el mercante Napoli, y no el temido petróleo que alimentaba sus motores, llegaba a las playas de Devon. Los restos del naufragio no fueron otra cosa que ediciones de la Biblia en lenguas extranjeras, pañales, perfumes, neumáticos, recambios de automóvil, barriles de vino y de cerveza y, sobre todo, un montón de motos BMW de gran cilindrada. Hasta un cuatro por cuatro yacía ayer patas arriba, con media panza en el agua y otra media en la arena.

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Las 3.500 toneladas de fuel de un buque encallado amenazan el Canal de la Mancha

Todo eso ha llegado en las últimas horas a las playas del sur de Devon, en la costa suroeste de Inglaterra, a medida que el mar ha ido arrastrando medio centenar de contenedores del mercante de bandera británica Napoli, abandonado el jueves en alta mar cuando la terrible galerna de ese día lo hizo ladearse y empezar a hundirse. El Napoli, que yace apenas a unos cientos de metros de la costa, atendido por las autoridades ecológicas para evitar un derrame de gasolina, ha perdido casi dos centenares de sus 2.400 contenedores.

Muchos flotan a la deriva, todavía sellados. Otros han llegado a las playas medio rotos. Algunos consiguieron permanecer enteros, pero han sido ya reventados por cientos de buscadores de tesoros.

Arrastrado hacia la costa para evitar que se hundiera y tratar de evitar una catástrofe ecológica, el temor por la marea negra no se ha confirmado y la tragedia se ha convertido en diversión, alegría y quizás gangas de enero para cientos de personas que desde el domingo por la noche se han acercado a la playa para arramblar con lo que podían. Aunque la policía ha cerrado las carreteras de acceso en algunos pueblos, anoche todavía continuaba la lenta tarea de llevarse lo que sea, aún sin saber muchas veces de qué se trataba.

El tesoro más preciado eran las BMW. Hubo quienes las arrastraron por la arena y las alzaron entre las rocas en grupos de ocho o 10 personas. Los más afortunados utilizaron pequeñas grúas. El caso es que la policía cree que el menos 40 BMW han desaparecido. Ni las advertencias policiales de que podía haber sustancias peligrosas entre la carga del Napoli ni las amenazas de la compañía propietaria, Zodiac Maritime, de que aquel pillaje era ilegal arredraron a los buscadores de saldos.

De hecho, ni siquiera está muy claro que fuera pillaje. La ley británica no convierte en propietario a quien encuentra los restos de un naufragio, pero sí contempla una cierta compensación para quienes hayan rescatado ese tesoro. Llevarse la BMW puede ser perfectamente legal, pero existe la obligación de declarar su hallazgo en un plazo no superior a 28 días, bajo multas de hasta cerca de 4.000 euros. Algunos rellenaban los formularios que repartía la policía, pero muchos declararon su intención de subastar en Internet los tesoros que han llegado del Napoli.

La tragedia de ese buque mercante se convirtió ayer en comedia ligera no sólo por los inesperados regalos, sino porque por el momento no parece que vaya a haber desastre ecológico. Las autoridades confirmaron que sólo se han escapado unas 200 toneladas de combustible de la sala de máquinas y que los dos grandes depósitos de gasolina del buque, con más de 3.500 toneladas de petróleo, están intactos. Salvo inesperada tragedia o brusco cambio del tiempo, parece posible que el combustible pueda ser trasvasado a otro buque y evitar así mayores daños.

Los técnicos estaban ayer calentando el petróleo para facilitar su tránsito, pero el trasvase durará varios días, por lo que el peligro de tragedia aún existe. La gasolina derramada llegó a formar una marea negra de ocho kilómetros, pero ya está prácticamente disuelta.

El carguero <i>Napoli </i>encallado en la costa del suroeste de Inglaterra, junto al remolcador.
El carguero Napoli encallado en la costa del suroeste de Inglaterra, junto al remolcador.EFE
Cientos de personas han saqueado las mercancías del barco pese a las advertencias de toxicidadVídeo: ATLAS

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