3.200 soldados de EE UU llegan a Bagdad en un sangriento fin de semana para las tropas
El clérigo chií Múqtada al Sáder levanta el boicoteo al Gobierno y al Parlamento iraquíes
La primera avanzadilla de los 21.500 soldados que el presidente George W. Bush enviará a Irak llegó ayer a Bagdad, en uno de los fines de semana más sangrientos para las tropas estadounidenses. Los 3.200 militares son parte de los 17.500 que reforzarán la seguridad de la capital iraquí, mientras que otros 4.000 irán a la provincia rebelde de Al Anbar, donde el sábado murieron cuatro soldados y un marine por heridas en combate. En total, 24 militares de EE UU fallecieron ese día, incluidos los 12 que viajaban a bordo de un helicóptero, que, según fuentes iraquíes, fue derribado por la insurgencia.
El Ejército de EE UU confirmó ayer la muerte de 24 militares el día anterior, así como la de otros tres durante la semana pasada. En el peor día hasta ahora para las tropas norteamericanas, el 26 de enero de 2005, fallecieron 37 soldados, 31 de ellos al estrellarse un helicóptero. En total, han muerto más de 3.000 militares estadounidenses desde el inicio de la guerra.
También en este sábado sangriento, el mayor número de víctimas se produjo al caer un helicóptero, cerca de la ciudad de Baquba (noreste de Bagdad), causando la muerte de ocho soldados y cuatro tripulantes. Un día antes, el Ejército había anunciado que eran 13 los ocupantes, dato que ayer corrigió. Según una fuente del Ministerio del Interior iraquí y la policía de la provincia de Diyala, citados por The New York Times, el Blackhawk fue derribado por insurgentes que lanzaron misiles y granadas desde al menos dos lugares, información que no fue confirmada por el Ejército de EE UU.
Otros cinco soldados murieron y tres fueron heridos en un enfrentamiento en la ciudad santa chií de Kerbala. El choque comenzó cuando "una milicia armada ilegalmente", según un comunicado militar, atacó las oficinas del Gobierno provincial con armas de fuego y granada. Las tropas de EE UU e Irak estaban reunidas en el momento del ataque para tratar de establecer las condiciones de seguridad para la celebración de la Ashura, una de las fiestas más sagradas para los chiíes.
Más tarde, se anunció la muerte de otros cinco hombres, cuatro soldados y un marine, debido a las heridas en combate en la provincia de Al Anbar, feudo de la insurgencia suní. Otros dos militares murieron el sábado al explotar sendas bombas colocadas al borde de la carretera, una al norte de Bagdad y otra al norte del país. Además, un soldado británico falleció por un artefacto similar en Basora, al sur del país.
Los 3.200 soldados adicionales que han llegado a Bagdad para reforzar el nuevo plan de seguridad de la capital iraquí se enfrentan a una difícil tarea. La violencia sectaria y los atentados siguen siendo diarios. Seis personas murieron y 15 resultaron heridas tras explotar una bomba en un minibús a las 8.15, hora local, en el distrito chií de Karrada. Otro artefacto causó una víctima mortal al explotar en el centro de Bagdad. La policía encontró además 29 cadáveres con disparos en la cabeza.
Los refuerzos totales que enviará Bush, 21.500 militares, se sumarán a los 132.000 soldados ya desplegados en el país árabe. Según un comunicado de EE UU, la brigada de la 82ª División Aerotransportada estará plenamente operativa a principios de febrero.
En el plano político, el clérigo chií radical Múqtada al Sáder anunció ayer el fin del boicoteo a las instituciones iraquíes, iniciado hace dos meses en protesta por la reunión del primer ministro, Nuri al Maliki, con el presidente Bush en Ammán, y para presionar por la retirada de las tropas de EE UU. Su partido, el Bloque Sáder, cuenta con tres ministros en el Gobierno y 30 diputados de un total de 275 que forman el Parlamento, y es uno de los principales apoyos para el chií Al Maliki.
La vuelta del bloque se produce en un momento en que el Gobierno está cada vez más presionado para que acabe con la milicia fiel a Al Sáder, el Ejército del Mahdi, que para EE UU es una de las mayores amenazas a la seguridad en Irak. El jueves, el Ejecutivo iraquí anunció la detención por vez primera de 420 milicianos del Ejército del Mahdi en 56 operaciones policiales.
En una conferencia de prensa conjunta del bloque con miembros de la Alianza Chií, los diputados de Al Sáder anunciaron su vuelta al Parlamento, "ya que ha habido una respuesta a nuestras demandas". El presidente de la Cámara, Mahmud al Machahadani, dijo que el retorno se produce "después de que aceptáramos sus legítimas peticiones (...) de no renovar el estacionamiento de las tropas extranjeras en Irak sin aprobación del Parlamento".
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